Estamos Enrollados ofrece en la calle San Vicente de Sevilla unas cenas muy particulares que se desarrollan en la antigua casa de un pintor con un máximo de 10 comensales y con menús degustación que se sirven en platos diseñados por la propia firma. También se puede contratar la comida en tu propia casa

 

Estamos enrollados no es un restaurante como estamos acostumbrados. No es tampoco una empresa de catering convencional. Sus propietarios, el cocinero Rico Liquete y la filóloga Irene Toca, se definen como «cocineros nómadas» pero lo cierto es que Irene reconoce que han encontrado en Sevilla muchos factores «para quedarnos mucho tiempo».

El argumento básico es el siguiente: Piso señorial en el centro de Sevilla, en la calle San Vicente. La casa era la antigua residencia de un pintor y escultor muy conocido en la ciudad, Pepín Rico, el padre del cocinero. En su salón principal está el comedor de Estamos Enrollados. La mesa principal y única tiene capacidad para 10 personas y en ella ofrecen, sólo bajo reserva, cenas degustación que varían cada día y que suelen tener entre 5 y 6 platos. Lo más habitual es que se reserve en grupo pero también lo pueden hacer una, dos o tres personas, con la condición de que compartirán mesa con otros clientes y, si el ambiente acompaña, incluso con Rico e Irene.

También ofertan comidas a domicilio. Quieres hacer una comida en tu casa, los llamas, se diseña el menú y se desplazan hasta tu casa y utilizando tu propia cocina preparan el almuerzo o la cena. Irene Toca señala «que trabajamos con pequeños grupos, lo nuestro no  es el catering, ni las grandes celebraciones».

La tercera pata del negocio son los almuerzos que ofrecen también en la casa de la calle San Vicente. Ofrecemos «lo que hemos cocinado para nosotros. Nuestros almuerzos diarios son un único plato sencillo, completo y muy sano. Procuramos preparar un combinado de vegetales, hidratos, proteínas y grasas saludables. No necesariamente son siempre vegetarianos, ya que de vez en cuando añadimos carne». De postre ofrecen una pieza de fruta del tiempo y para beber agua del grifo. La comida sale por 15 euros y señalan que no siempre están abiertos «porque viajamos mucho para formarnos por lo que lo mejor es siempre llamarnos con antelación al 685010838 para ver si estamos abiertos».

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Rico Riquele e Irene Toca. Foto: Cedida por Estamos Enrollados

El proyecto de estamos enrollados surge en Barcelona en el año 2014. Allí se conocieron Rico, cocinero, natural de Palencia y de 44 años, e Irene, 40 años, barcelonesa y filóloga de profesión, pero de alma hostelera, una profesión a la que ya se dedicaba su abuela, su madre y ahora una hermana.

Irene tenía pensado montar algo pero no quería que fuese un restaurante tradicional «porque se por mi familia el esfuerzo que ello conlleva». De ahí surgió lo de los «cocineros nómadas». Rico venía también de la alta cocina. Llegó a trabajar con Martín Berasategui y ha viajado por muchos países del mundo para conocer sus cocinas, de hecho lo siguen haciendo ahora juntos.

Lo del nombre surgió porque sus primeros menús, con los que empezaron en su propio apartamento de Barcelona donde vivían, se basaban en la cocina oriental y en los «rollitos». Además en su web estamosenrollados.com juegan continuamente con las segundas intenciones. De hecho su lema es estamos enrollados…y nos encanta hacerlo en la cocina.

En el año 2017 decidieron dar el salto a Sevilla «porque la casa con la que contabamos para poner en marcha nuestro proyecto es una maravilla». Los muebles están realizados en su mayoría por el propio artista Pepín Rico y la casa está llena de sus obras, las de un creador que llegó a mostrar sus obras en el Pompidou de París».

El tono creativo inunda toda la propuesta. Así los platos en los que se sirve la comida han sido diseñados y realizados por la propia Irene. «Me he aficionado a la cerámica a raiz de poner en marcha este proyecto y así surgió la idea». Los clientes no sólo van a cenar. Antes les enseñan la casa y prestamos mucha atención «a lo social. Tratamos de establecer un diálogo con los clientes y que también lo haya entre los propios asistentes».

El coste de las cenas varía mucho en función del menú que se acuerde. Lo mejor es reservar al menos con 48 horas de antelación. En esa toma de contacto ya se fija también el menú en función de las preferencias del cliente. La carta de platos de Rico Liquete es amplia. La lista de platos disponibles se puede ver en la web (pinchar aquí) aunque destacan «que nos encanta innovar y vamos cambiando los platos o añadiendo nuevos en función del mercado o de nuevas técnicas o productos que vayamos conociendo».

Las cenas siempre suelen tener la misma estructura. Empiezan con unos «preliminares, en los que solemos ofrecer  cremas, sorbetes, sopas o cócteles de verduras».  Así ofrecen platos como un salmorejo de mango o una crema de edamame, una verdura parecida a las habichuelas verdes, con tropezones de salmón.

La cosa sigue con los «enrollados» que es, por decirlo de alguna manera, la marca de la casa, con lo que empezaron. La oferta gira aquí en torno al sushi, las hojas de col, o las tortitas rellenas.

La última parte del apartado de salados son los «pecados del chef», platos que tienen como protagonista a pescados carnes o verduras, si así lo quiere el cliente. Aquí la oferta es muy amplia, desde pequeños bocados para comer con las manos y de un bocado hasta platos más contundentes, todos, desde luego, con toques de cocina innovadora, técnicas de vanguardia y continuos cruces de culturas culinarias.

El postre lo definen como «final feliz» y se mantiene en la misma línea de cocina innovadora y de apuesta por los ingredientes relacionados con la cocina sana.

Se puede contactar con estamos enrollados en su web. Pinchar aquí.

Así es el comedor donde tienen lugar las cenas. Foto: Cedida por Estamos Enrollados

Así es el comedor donde tienen lugar las cenas. Foto: Cedida por Estamos Enrollados

 

 

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