Simeón Moreno Gaviño fundo el establecimiento como bodega en el año 1920. Ahora son sus nietos María y Simeón Moreno Acevedo los que dirigen el establecimiento que sigue manteniendo su crianza de vinos y que funciona además, desde la década de los 90, como restaurante.
El establecimiento es amplio y tiene encanto. Al entrar barra y salón al que sigue otro salón con botas de vino, una antigua prensa de uvas y otros aperos de labranza. El espacio principal es un patio, que se puede cubrir al que sigue otros dos comedores más. En total pueden llegar a atender a la vez unas 400 personas, lo que les permite también atender celebraciones. En lo gastronómico cocina tradicional en la que la estrella son los guisos de cuchara y, sobre todo los arroces. El repertorio es amplio: migas, potajes de legumbres, menudo, carrillada, pisto con huevo o tagarninas con huevo. En cuento a los arroces, caldosos, los tienen con perdiz, pato, carrillada o con langostinos. Amplio surtido también de croquetas de elaboración propia, revueltos y algo de carne a la parrilla. Para acompañar vinos criados por ellos mismos (blanco, dulce y solera) además de dos mostos, uno normal y otro achampanado que se ofrecen en temporada (desde finales del otoño hasta la primavera aproximadamente). Las raciones son generosas y los precios moderados. Los postres son también de elaboración propia. Tienen una curiosa torrija elaborada con leche condensada y que se baña en azúcar en vez de en miel. Admiten reservas.
Precio: Entre 10 y 20 euros si se come a base de tapas o medias raciones. Entre 20 y 30 si se pide arroz.
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