Con la llegada del buen tiempo, el restaurante Ropavieja comienza a servir originales versiones de este clásico en formato veraniego sujetado por una mano en 3D.

 

En cuanto la temida calor sevillana asoma por primavera, en el restaurante Ropavieja sacan sus cucuruchos a relucir. Y como estos barquillos en forma de capirote no tienen firmado ningún contrato de exclusividad con los helados, en el establecimiento sevillano llevan dos años sirviéndolos coronados por una bola de ensaladilla. «Este mes con ensaladilla de melocotón, boquerones y salmón ahumado. Pero para el que viene modificaremos los ingredientes porque así lo hacemos cada treinta días con casi toda nuestra carta», aclara Miguel Álvarez, propietario y chef de Ropavieja.

Y es que en este establecimiento de cocina innovadora quince de sus dieciocho platos cambian mensualmente para jugar con el efecto sorpresa que demandan sus clientes. Así que Miguel puede confirmar que la ensaladilla en formato helado continuará entre sus elaboraciones durante toda la primavera y el verano porque, «al tratarse de un plato fresco no dejamos de prepararlo» y que siempre contendrá productos de temporada, sello de la casa. «Pero sobre las próximas combinaciones que haremos para lo que es la ensaladilla en sí, poco puedo desvelar», añade.

El cucurucho de Ropavieja está sujetado por una réplica de la mano de su autor en 3D. Foto: CosasDeComé.

El cucurucho de Ropavieja está sujetado por una réplica de la mano de su autor en 3D. Foto: CosasDeComé.

La ensaladilla que se come en cucurucho nació hace dos años de la inventiva del chef de Ropavieja que afirma que esta creación en concreto viene de «dormir poco y pensar mucho». Para esta temporada Miguel Álvarez ha incorporado, a modo de sujeción del barquillo, una réplica en 3 dimensiones de su propia mano que ha encargado a una empresa especializada. «Me divierten mucho este tipo de soportes, también tengo otros en forma de cuenco o de mano semicerrada. Además, de naturalezas muertas, distintas vajillas, botellas o huesos para completar mis platos».

A la hora de consumir la ensaladilla encucuruchada, que se cotiza a 4,5 euros, Miguel recomienda a los clientes mezclar el barquillo con el contenido sobre el plato aunque explica que hay algunos «que prefieren comerla a bocaditos, sin desmoronarla, como si fuese un helado de verdad».

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