El obrador Alján «el Gallego» cumple 50 años de su apertura en el barrio de Rochelambert. La familia de Arturo Alján mantiene el legado de quien trajo este producto a Sevilla y  una de las natas más deliciosas que se hacen en la ciudad

 

 

Las mejores historias comienzan con un viaje, como la de Alján “el Gallego”, que bien podría ser el título de libro de aventuras pero con páginas de libro de recetas. Su protagonista es Arturo Alján Martínez, el fundador del obrador que lleva su nombre en el barrio sevillano de Rochelambert.

Es un viejo conocido de la ciudad, a la que llegó a mediados de los años 60, tras dejar su Vigo natal movido por la inquietud de conocer algo diferente a la vida y el trabajo en el campo al que se dedicaban sus padres. Decidido, dejó Redondela, su pueblo, y se instaló en Pontevedra donde se inició en la hostelería como pinche de cocina en un hotel de la ciudad, donde terminó siendo jefe de cocina dos años después. Buscando nuevos retos, llegó a la confitería Arrondo en Vigo (hoy Confitería Ramos) y aprendió el oficio.

Arturo guardaba cada receta aprendida como un tesoro y así las conservó toda su vida. Su viaje continuó en Mallorca, como cocinero y pastelero. El próximo destino sería Sevilla. Entonces contaba con 24 años y encontró trabajo como jefe de cocina del antiguo restaurante Alfonso situado en el Parque Maria Luisa y de ahí pasó al restaurante El Taurino de plaza de El Salvador.

Arturo Alján en primer término, con los trabajadores del obrador. Foto cedida.

Tras una ausencia de ocho años en los que estuvo aprendiendo nuevas recetas y formas de trabajar en Tenerife, volvió a Sevilla con el presentimiento de que era el lugar donde debía echar amarras. Corría el año 1973 y Arturo, con 33 años y poco poder adquisitivo, se hizo con un pequeño bar en la barriada de Rochelambert donde siguió haciendo lo que mejor sabía, cocinar. Entre plato y plato, preparaba las Cristinas, unos bollos suizos rellenos de crema pastelera.

José Javier Pérez Prieto, hijo de su mujer Charo Prieto y actual gerente del establecimiento, comparte los recuerdos de Arturo, fallecido en 2o12. Unos duros comienzos, en los que tocaba dormir encima de los sacos de azúcar y cenar los pasteles que no había vendido durante el día. Pero poco a poco, y gracias al trabajo duro, se fue haciendo un hueco en el barrio con su obrador, al que dio su nombre seguido del apodo por el que era conocido entre los vecinos Alján “el Gallego”. Un nombre que hoy, 50 años después, sigue luciendo en el mismo lugar.

Uno de los dulces rellenos con la famosa nata de Alján.

Alján se convirtió en pionero al traer a Sevilla las famosas empanadas gallegas. Modificó la receta original de su tierra preparándolas con una masa hojaldrada con un toque de masa de pan, más ligera y adaptada al clima del sur. Hoy siguen siendo una de sus elaboraciones más famosas especialmente la de atún, pero no se quedan atrás las de algas gallegas, mejillones, o pulpo. Goza también de gran fama su nata, una nata de verdad, hecha por ellos, que es el relleno de muchos de sus pasteles. También del roscón de reyes hecho con la misma receta de masa viva gallega y no de bollo de leche, como la preparaba Arturo. Son especialistas en tartas y han hecho suya una versión de la tarta de San Marcos sin trufa, que llaman la tarta de la casa.

Cincuenta años después, el recetario de Arturo sigue intacto y poniéndose en práctica, gracias a José Javier, que decidió dejar su trabajo en el sector audiovisual para cumplir la voluntad del que ha sido como un padre para él, alguien muy querido en el barrio que lo acogió, al que recuerdan a diario. Para celebrar el aniversario del obrador, han querido tener un detalle con sus clientes habituales de la calle de El Coronil regalando bandejas de mini pastelitos, llaveros y parasoles. Un pequeño obsequio a cambio de cincuenta años acogiendo a un gallego que cumplio su sueño en Sevilla.

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