En Orio, la nueva apuesta del Grupo Sagardi en el centro de Sevilla, son muy vascos, mucho, y presumen de pintxos, de chistorra, de gildas y de txuletones, pero como buenos amantes de la gastronomía, han dejado un hermoso hueco en su carta para la gamba blanca de Huelva, el langostino de Sanlúcar, el atún de Barbate, las setas de la Sierra Norte o los finos de Jerez.

 

La experiencia es muy similar a la que se puede disfrutar en la típica taberna marinera euskalduna, de ahí su nombre, tomado de una pinturera localidad pesquera de Gipuzkoa.  Por eso, lo primero que se encuentra el visitante es una desbordante barra de pintxos, de esas que generan cierto síndrome de Stendhal, porque el estrés es apabullante ante la obligada limitación de escoger tan sólo 4 o 5 variedades, cuando en realidad lo que uno piensa es que se debería comer los 40 uno detrás de otro.

Barra de pintxos de Orio. Foto cedida por establecimiento

Barra de pintxos de Orio. Foto cedida por establecimiento

Superada la primera estación, perfectamente trasegada con ayuda de un txacolí de allí o una manzanilla de aquí, la cosa se pone más seria todavía. Por ejemplo, en la comida de presentación celebrada esta semana, el desfile comenzó con una perfecta gilda de libro (el pincho aristotélico, o sea, el primum moves, el motor que mueve sin ser movido, el inicio de todo), con sus ortodoxas aceituna, anchoa y piparra y generosamente regado con un buen AOVE. Después de una ostra, que siempre vienen bien, llegó el primer guiño al producto de proximidad con unos hongos confitados de la Sierra Norte y su yema de huevo. Siguió el asunto con uno de los platos imprescindibles de esta casa, la Gamba al cubo, denominada así por el profundo sabor a gamba fresquísima, lo que obtienen a partir del coral de las cabezas, junto con la cola del crustáceo dispuesta en una fina lámina a modo de carpaccio.

El famoso txuletón. Foto: Cosas de Comé

El famoso txuletón. Foto: Cosas de Comé

El despliegue concluyó con el pescado y la carne, a saber, un rape a la parrilla y una jurásica chuleta “de vaca vieja y gorda”, con una deslumbrante guarnición a base de unos pimientos del piquillo de verdad (que al llevárselos uno a la boca rápidamente se pregunta qué será eso que comemos en lata, porque cualquier parecido entre ellos es mera coincidencia) y, atención a la estrella de la comida, un platito de lechuga. Sí, como suena, una simple lechuga con unas tiritas de cebolla, aceite de oliva y sal, nada más que eso. Pero que lechuga, una auténtica locura. Nos contaba el jefe de cocina del Grupo y director general, Mikel López de Viñaspre, que esas lechugas las cultivan ellos mismos en Hernani y que cada 2 días las mandan frescas a cada restaurante. Han hecho varios intentos de, usando la misma simiente, cultivarlas en otros lugares, pero todos los ensayos han sido fallidos, porque el microclima especial del valle de Hernani es el que parece que se encarga de conseguir la lechuga perfecta, carnosa, fresca, crujiente, con sorprendentes matices dulzones en la boca, todo un manjar. El propio Mikel nos reconocía que de toda la carta –en la que lucen excepcionales pescados a la parrilla, carnes de primera, marisco y otras exquisiteces- él se queda con esta simple y sabrosa lechuga.

La lechuga de Orio. Foto: Cosas de Comé

La lechuga de Orio. Foto: Cosas de Comé

El sevillano es el cuarto Orio, tras los de Madrid, Barcelona y Valencia, y es uno de los 30 establecimientos que Grupo Sagardi tiene repartidos por toda España más Argentina, México, Inglaterra y pronto en Miami y París.

Horarios, localización, teléfono y más datos de Orio, aquí.

 

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