El nuevo establecimiento tiene tres plantas. Las dos inferiores están ocupadas por un establecimiento especializado en brasas, y especialmente en pollo asado, y en la superior hay otro local dedicado a la cocina japonesa y los cócteles. Ambos tienen una entrada común

 

Una impresionante estantería de madera llena de leña de encina preside el patio de la planta baja. Estamos en una antigua casa palacio del siglo XIX de la calle Cuna, en pleno centro de Sevilla. La leña sirve para alimentar «el gran bicho», una impresionante parrilla de cerca de diez metros de largo que aloja una zona para asar carnes y dos grandes hornos giratorios donde se preparará la estrella de la casa, la que da el nombre al sitio: «picantón», los pollos asados.

Picantón y Casa Yaki abrieron al público el lunes 13 de febrero por la noche y ya a partir del martes 14 abrieron las reservas y empezaron a ofrecer almuerzos y cenas.

El espacio es de esos donde no sabes a donde mirar porque todo llama la atención. En las dos plantas que ocupa Picantón, el restaurante dedicado a las brasas, predomina un cierto aire rústico. Hay mesas de madera y plantas para decorarlas. En el patio del edificio, decorado con un original entramado de madera, está otra de las estrellas de la casa, una gran mesa para 14 comensales desde la que se puede ver, al igual que desde la barra, como trabajan en la parrilla del restaurante. Sobre esta mesa descansan unos llamativos cubiertos, de grandes dimensiones que servirán para trinchar los pollos, cuando los pida el cliente.

Para poder trinchar los picantones a los clientes se les sirven un gigantesco juego de cuchillo y tenedor. Los platos están personalizados con la marca Perro Viejo y la decoración, como puede verse en la mesa coronada con fuentes de frutas, tiene un toque rústico. Foto: Cosasdecome

El patio acoge una de las zonas más vistosas de Picantón. En primer plano una gran mesa para comer desde la que se ve como trabajan en la parrilla situada detrás. En unos de los laterales puede verse la estantería con la leña para alimentar los hornos y las parrillas. Foto: Cosasdecome

Te cuento un poco de que va la cosa. El grupo Perro Viejo, que tiene varios restaurantes en Sevilla y alguno en Málaga inaugura esta semana una de sus apuestas más ambiciosas en el centro. Se trata de un «dos en uno» de 3 plantas. El local puede alojar hasta a 200 comensales, en dos restaurantes diferentes. La planta baja y la primera está ocupada por «Picantón», un sitio especializado en brasas y la segunda está ocupada por «Casa Yaki», un simpático nombre que sirve de presentación para un espacio dedicado a la cocina japonesa, con cocina a la vista y para tomar cócteles.

El lazo de unión entre ambos locales es un impresionante patio interior con una decoración de lo más llamativa. El reto no lo podía asumir otra firma que «Persevera«, la empresa sevillana especializada en diseño de interiores que ya ha firmado otros espacios de éxito en la ciudad y que ha trabajado también antes para el grupo Perro Viejo. Ellos se han encargado de la obra y en el diseño han colaborado de manera intensa Ernesto Malasaña y Pedro Rodríguez, dos de los socios del grupo Perro Viejo.

El patio central, con una llamativa decoración sirve de nexo de unión entre todos los espacios. Foto: Cosasdecome

Vista desde la primera planta. El establecimiento tiene una original simbiosis de estilo rústico en una finca del siglo XIX. Foto: Cosasdecome.

Antonio Martín, cocinero y uno de los socios del grupo Perro Viejo, da los últimos toques a los platos que ofrecerán en este «dos en uno». «Es la primera vez que hacemos algo centrado en las brasas y en la cocina japonesa, pero de todos modos el sitio tendrá también el sello de nuestro grupo y haremos cocina fusión con técnicas de otras culturas pero llevadas a nuestro terreno y a nuestros productos».

La impresionante parrilla de la planta baja llama la atención. Es como un gran cilindro de color negro dividida en dos partes. En el centro hay un espacio para asar carnes y a los lados dos grandes hornos giratorios donde se irán poniendo en su punto los pollos tomateros que quieren ser la mayor atracción de la casa.

Son pollos pequeños, parecidos a los que se conocen también como picantones o «coquelets» en Francia. No llegan al kilo de peso. Antonio Martín señala que «nos los traen proveedores de la zona». La idea es macerarlos en un aliño basado en el limón y el romero y luego asarlos en estos hornos hasta cumplir esa máxima de que queden jugosos por dentro y con la piel un poco crujiente.

Para acompañar ofrecen tres posibilidades, o las papas fritas tradicionales, o unos pimientos asados o las típicas patatas de feria rellenas, aunque en este caso con una propuesta bastante atractiva: Queso Ricotta, Guanciale, un embutido italiano que recuerda al baicon,  y cebolleta. Los pollos se pueden pedir por mitades o enteros. El medio sale a 8 euros y el entero a 15.

Pero la oferta «a la parrilla» tiene también otras propuestas como las costillas con salsa barbacoa con un toque coreano, muy en la línea del grupo Perro Viejo, la presa ibérica de bellota o el secreto de ternera de la raza Angus. Además, ya fuera de carta, tendrán carnes maduradas de vacuno que irán cambiando de procedencia o de raza. De hecho el restaurante contará con una cámara de maduración de carnes que les proveerá la firma sevillana D’Casta, una de las punteras del sector y que trabaja con carnes del grupo Discarlux.

Las parrillas no se quieren limitar a la carnes y sobre ellas también se harán pescados de temporada. La oferta aquí cambiará también día a día en función de lo que llegue, desde pescado de roca a atún u otras especies. En la carta si tienen filetes de corvina que van con puré de zanahorias y verduras a la brasa o almejas abiertas a la llama y preparadas al estilo de Sanlúcar con su poquito de manzanilla para mejorar la cosa.

Todos los aspectos están muy cuidados. Así el pan vendrá desde uno de los obradores con mejor «miga» de Andalucía, el horno de Artesa, situado en la Sierra de Cádiz.

Un azulejo con divertido pollo en uno de los comedores de la planta baja. En las mesas hay macetas que sirven de decoración. Foto: Cosasdecome.

Además de estos platos se ofrece antes la posibilidad de un picoteo con propuestas tipo fusión muy en la línea del grupo. Antonio Martín señala que «la mayoría de las propuestas han sido especialmente creadas para estos restaurantes aunque evidentemente hay platos muy presentes en el grupo y que nos han dado muchas alegrías»:

Así no falta la ensaladilla de pollo asado o unos espárragos a la parrilla presentados con salsa huancaina, una salsa peruana basada en el queso y los pimientos. Hay también bocadillos en forma de mollete y que llevan dentro morcila y chutney de manzana, croquetas de jamón ibérico, patatas bravas o tacos. Para los vegetarianos tienen un original tartar de remolacha aromatizado con hierbas.

Las famosas papas bravas de Perro Viejo. Foto: Cedida por el establecimiento.

Para los postres torrijas, tarta de chocolate o flan casero, todos con algún toque original. El sitio, que admitirá reservas cuenta con mesas en las plantas baja y primera. En esta planta tienen también hasta tres comedores privados, uno de ellos incluso con cuarto de baño independiente para que los comensales no tengan que salir, si no lo desean. Aquí puede verse al completo la carta inicial de Picantón.

Casa Yaki

En la segunda planta está el segundo restaurante, Casa Yaki. La comunicación entre las tres plantas se realiza por las escaleras, que conservan el estilo de la antiguo palacio o por un ascensor. La decoración aquí es diferente aunque se mantiene el estilo rústico con más mesas de madera, esta vez menos rústicas, y sillas de enea, que dan un tono «casero» al espacio. Por las paredes cuadros relativos al mundo oriental. Los platos, en todo el espacio, llevan el logotipo del grupo Perro Viejo. En esta segunda planta hay dos lugares bien diferenciados. Por una parte esta la zona dedicada a comer, con un salón que también puede convertirse en reservado y luego una zona con sofás y una llamativa decoración en el techo a base de sombrillas japonesas abiertas destinada a tomar los cócteles que serán otro de los atractivos de la casa.

Así de llamativo resulta el techo de la zona destinada a copas de Casa Yaki. Foto: Cosasdecome

La cocina llama la atención. Está completamente abierta y la vista del público. En primer plano la «robata», la parrilla típica japonesa. Es de tamaño mucho más reducida pero tiene una relación «más intensa» con el fuego.

La oferta gastronómica de «Casa Yaki» tiene un apartado de sushis con niguiris de lomo de atún de almadraba, salmón, corvina al ajillo o guiños a la gastronomía sevillana como uno de presa al whisky. A la parrilla japonesa tienen pollo con salsa Yakitori, costillas de cerdo, gambones o champiñones.

Para picar antes no faltan las bravas con un toque coreano, los tacos, en esta ocasión presentados sobre cogollos de lechuga y con anguila en su interior, edamames o un risotto elaborado con quinoa en vez de arroz. En esta zona la cocina fusión está mucho más desarrollada y se deja ver por ejemplo en un ramen (la sopa japonesa) con un toque toque de chorizo casero. Para terminar propuestas como un ceviche de frutas con sorbete, una torrija con crema de jengibre y yuza o una tarta de queso y té Matcha. Aquí se puede ver completa la carta de Casa Yaki.

Horarios, localización teléfono y más datos de Picantón, aquí.

Horarios, localización, teléfono y más datos de Casa Yaki, aquí.

El comedor de Casa Yaki. Foto: Cosasdecome

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