Manolo González, uno de los propietarios de Infanta, conoció en persona al hostelero que hizo conocidos a los caballitos de jamón, a otro Manolo González, el que regentaba un bar en la calle Tomás de Ybarra. El trabajaba entonces en La Isla, uno de los restaurantes de postín en Sevilla. El otro González que frecuentaba la barra de La Isla decía que la clave de su famoso caballito es que le ponía un poquito de vino por lo alto al pan. La misma táctica la lleva ahora a cabo Manolo en su bar y tras freir un pan (una rebaná de pan de boba de El Viso del Alcor) le pone unas gotas o de «cream o de Pedro Ximénez», según me coja, dice divertido el hostelero. Luego, ya fuera del fuego pone por encima el jamón atocinado que antes ha pasado un segundo por la plancha. El toque final una bandera de España encima del caballito. La tapa sale a 4,50 euros (precio a abril de 2024). Atención. No la tienen siempre así que si se quiere probar mejor llamar con antelación para saber si la van a hacer.
La historia del único caballito del mundo que lleva como jinete una loncha de jamón…mejor, atocinado