Versión adornada del tocino de cielo y que arrejunta a dos grandes de la meriondología, el tocino de cielo y la nata. Se trata de una tira de tocino de cielo, perfecto de azúcar, nada empalagoso y de textura ligera, que se cubre por una generosa capa de nata, adornada con canela y piñones. Para comerlo se parte en trozos, ya que la pieza es de tamaño familiar y el único problema está en comerse tan solo un trozo, porque está para no parar. Los hermanos Pozo, que gestionan la pastelería, señalan que lo comenzaron a hacer para Navidad en torno al año 2010. La obra es de José Manuel Pozo, el maetro pastelero de la familia y la pieza ha tenido tanto éxito que ya la tienen todo el año, aunque es mejor encargarlo antes. José Manuel señala que «aprendí a trabajar la nata y el tocino de cielo de grandes maestros de la pastelería sevillana como Manolo López».