El techo de Las Teresas en vez de estar cubierto de nubes está cubierto de jamones que sobrevuelan la taberna como si fueran F5 en defensa de Occidente pero en versión atocinada. Indistintamente los sirven traidos desde Jabugo o desde Extremadura, la única condición es que siempre son ibéricos de bellota cien por cien y están seleccionados personalmente por Luis Sánchez García, el gerente del establecimiento que va hasta los propios secaderos para seleccionar las 600 piezas que cada año se sirven en Las Teresas. Además de saborearlo no hay que perderse tampoco el espectáculo de como lo cortan, simplemente apoyado sobre una pequeña mesa en la que cortan las chacinas (al final del artículo te pongo un video para que lo veas). Viene cortado fino y está bien atocinado. Está jugoso, ligeramente resbaloso, de los que parece que el tocino suelta aceite cuando lo masticas en la boca. Se puede pedir hasta por tapas y esta sale a 4,75 (precio a febrero de 2023). Te aconsejo acompañarlo con una copita de Jerez fino por aquello de hacer redonda las experiencia.