La boba de pringá del café bar Alondra
Tapa
La boba de pringá del café bar Alondra
Tapatólogo descubridor:
Día de hallazgo
Descripción

Pido cafelito, descafeinado, que ya estoy mayor, y solicito a Ángel Boa, el gerente del establecimiento, que hace también de camarero, que me diga los panes de la casa. Hay bobas, molletes, pan de bollo y algunas opciones integrales. Todo viene del horno Jacobo de la localidad. Para ponerle me ofrece las dos estrellas de la casa, la carne mechá, que ponen, si quieres, con su salsa, o la pringá del cocido. «Las hacemos nosotros» señala el hostelero, sonriente.

A los dos minutos, más o menos, que no estoy con el cronómetro puesto para desayunar, aparece el sobrino de Angel, Marcos, que también trabaja en el establecimiento, con el cafelito y la boba. Viene partida en cuatro cuartos. Está en estado de crujientito y la pringá, influenciada por el calor del pan se han puesto en estado templaito. Primer bocado. El pan tiene una miga más tierna que las almohadas de El Burrito Blanco (no sé si se siguen fabricando, la verdad) y el relleno es suave, como una especie de paté pero más rústico, con pequeños tropezones.

La boba es un curioso pan común en muchas poblaciones de Sevilla que es una especie de versión rural del pan redondo para bocadillos. Es como dos pequeñas rebanás de pan unidas por el medio.

La boba partida en cuartos. Foto: Cosasdecome.

Marcos Boa señala que es el que se encarga de prepararla. Hacen un cocido semanal para obtenerla y siguen al pie de la letra la receta de la abuela Concepción Limón que fue la primera que la hizo en este bar centenario de Villanueva del Ariscal. Lo mismo ocurre con la carne mechá de la casa, que se puede tomar sola, con un poquito de aceite o con la propia salsa en que se guisó. Prometo peregrinar de nuevo para probarla porque soy partidario de que la carne mechá tiene que ser beatificada.

El desayuno tiene, además, un valor añadido, tomarlo en la pequeña terraza que tiene el establecimiento rodeada de rejas, que tiene mucho encanto.

Angel destaca que la pringá y la carne mechá no solo la ponen para desayunar, sino que también la sirven luego al mediodía en montaditos con un pan más ligero «porque es para el tapeo». La boba, con la que pueden desayunar perfectamente dos personas, rellena de pringá y el café salen a 4,40 euros (precio a noviembre de 2024).

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