Esta cuña es un amor a primera vista. No tienen muchas en el expositor, pero es que ves que las están haciendo continuamente, vamos que te las llevas fresquitas. La crema pastelera está untada con «generosidad» como repellando las paredes de la cuña. Por la parte de arriba chocolate, en fina capa crujiente. El bizcocho, tierno. El conjunto resulta enamorante y a pesar de que la cuña es de tamaño muy generoso, un «quitahambre» como se diría en lenguaje de meriendas, cae entera. Todos los dulces de Horno La Caballera se preparan con ingredientes naturales, utilizan mantequilla y «huevos de verdad». Se elaboran para vender en el mismo fin de semana en el que abre la tienda. Los propietarios llevan elaborando dulces desde 1993, pero no fue hasta 2015 cuando abrieron un despacho de cara al público e introdujeron la pastelería fina, que necesita refrigeración. Mariló Seda y Marcos Chaves son los artistas pasteleros que elaboran las piezas. Atención también a las lenguas de obispo del establecimiento, otra cosa a probar.