La ensaladilla del puchero de la casa llama la atención. No nos podemos resistir. A la mesa llega una ensaladilla de forma cilíndrica, bien mayonesada y cubierta por una generosa capa de taquitos de jamón. El segundo toque de originalidad es que para acompañarla no se proponen picos, sino unas cortezas de maiz.
La propuesta es arriesgada, sobre todo para los «esencialistas» de la ensaladilla». Todavía tuvo que ser una jugada más arriesgada si tenemos en cuenta que en el bar se comenzó a hacer hace 7 u 8 años cuando aún las ensaladillas innovadoras no habían salido a escena…hoy las hay hasta con kiwi.
Sin embargo el plato es de lo más agradable. Toni Araujo, el gerente del establecimiento, señala que «hacemos un puchero. A la ensaladilla le aplicamos el famoso lema publicitario de «cueces o enriqueces» y desde luego la patata gana sabor cuando se cuece en el caldo «aliñado» con verduras y las carnes del puchero. Para la ensaladilla se utiliza la patata, la zanahoria y también la propia pechuga de pollo que se introduce en la mezcla muy picada.
Ni el pollo, ni el jamón ibérico a taquitos le restan, sino que le dan al plato una agradable personalidad que se acrecienta con los crujientes de maiz para acompañar.
La media ración sale a 3,60 euros. (Precio a julio de 2020).
El descubrimiento pertenece a la ciencia de:
Ensaladillismo: Ciencia tapatológica dedicada al estudio (y disfrute) de la ensaladilla en todas sus manifestaciones amayonesadas. Si quiere saber más sobre esta ciencia pulse aquí.