Monumental puchero el que ofrecen en Er Caserío de la calle Acetres. Al respecto hay una buena noticia y dos malas. La buena, que se puede pedir hasta en formato tapita, las malas, que sólo lo hacen algunos días y que se suele acabar muy pronto.

Y no es de extrañar que vuele, porque es un puchero de manual, de lo de madre, tía o abuela. Con su patatita, su zanahoria, sus garbanzos y fideos, además de su jarrete, su pollo y su tocino. Una bendición, que hace que el cuerpo entre en caja desde la primera cucharada en estos gélidos días.

El descubrimiento pertenece a la ciencia de:

Sopinimia trapezoidal: La soponimia es la ciencia que estudia las sopas y pucheros. Se admiten hasta con estrellitas. Se adjetiva como trapezoidal en alusión a los tropezones que suelen llevar este tipo de platos.