Cinco jóvenes emprendedores, entre ellos cuatro chefs formados en la Taberna del Alabardero, ponen en marcha a la par estos dos proyectos gastronómicos en locales anexos.
No suponen un dos por uno gastronómico. Pero casi. Cuatro jóvenes chefs sevillanos se han unido a un empresario tomareño para dar vida al unísono a dos establecimientos que tienen a la vez mucho y muy poco que ver. Ubicación contigua, mismos propietarios y defensa de una cocina de calidad comparten Vergel y Coma y Punto en Tomares. El primero de ellos es un restaurante de cocina creativa basada en el producto ubicado en la avenida Reina Sofía, nº 2. En un local anexo, pero con entrada por el número 3 de la calle Altozano, se encuentra Coma y Punto, una tienda de comida preparada casera y productos gourmet. Tras ellos, Jesús Plata, Juan Leopoldo Núñez, Antonio Álvarez, Fernando Santana, cocineros formados en la Escuela de Hostelería de la Taberna de Alabardero, y Manuel Sánchez, especializado en Finanzas. “Nos planteamos los dos proyectos durante el confinamiento. No quisimos desechar ninguno y aquí estamos”, desvela Plata.
Coma y punto apuesta por la comida casera de base tradicional. Foto cedida por el establecimiento
Coma y Punto fue el primero en inaugurarse bajo la premisa de que la comida preparada “no tiene que estar reñida con el buen producto ni la dedicación”. Por ello, el nuevo establecimiento cuenta con elaboraciones fijas como la ensaladilla de gambas, el salmorejo de remolacha, el pollo al curry verde o el wok de verduras y setas, a los que suman numerosos fueras de carta, entre los que destacan las tortillas y arroces. Además cuentan con menús diarios, compuestos por dos platos y postre, al precio de 6,5 euros. Plata también resalta la calidad de los postres caseros de Coma y Punto, diseñados por Antonio Álvarez, especializado en su elaboración. “Los dos negocios comparten cocina y en ella se encuentran Santana, Núñez y Álvarez. Pero preparamos platos totalmente distintos para la tienda y el restaurante”, puntualiza Jesús Plata, quien ostenta el cargo de jefe de Sala de Vergel.
Actualmente, Coma y Punto solo funciona como tienda para recoger. En breve, introducirán su oferta gastronómica en alguna plataforma de comida para llevar.
Vergel se autodefine como un restaurante «diferente» y «muy creativo». Foto cedida por el establecimiento
Por su parte, Vergel se define como, según Plata, “un restaurante actual pero diferente, alejado de tendencias como tatakis o tartares, y muy creativo”. En esta línea, presenta una carta con una veintena de propuestas en formato tapa y plato donde el producto de mercado con un tratamiento imaginativo es el protagonista. Así, tapas como la empanadilla de plato a la naranja inyectada en su salsa o el brioche de salchicha trufada con parmesano y setas gozan de gran éxito. Como lo hacen en formato plato el Robespierre de presa ibérica, bearnesa y patatas o el lingote de chuleta madurada con hojaldre de manzana y liliáceas. “Aunque nuestro fuerte, también en el restaurante, son los fueras de carta basados en productos de temporada”.
Taco de oreja pibil, guacamole ahumado, polvo de kikos y cebolla encurtida de Vergel. Foto cedida por el establecimiento
Es por ello que Vergel pretende contar con una oferta gastronómica cambiante, en constante rotación según los productos frescos del mercado y la época del año. Todo ello en un ambiente marcado por una decoración personalizada “con materiales reciclados, a mano y con mucho cariño”. Utilizan cubiertos como elementos decorativos, lámpara con antiguos bombos de lavadoras, mesas con chapa de hierro y mucha madera en general. En este sentido, Plata destaca que en Coma y Punto la decoración resulta “algo más colorida y desenfadada, aunque diseñada con el mismo cariño”
