Croquetas de tortillitas de camarones, gyozas de espinacas con garbanzos, ensaladillas presentadas en macetas o vacíos de buey en una campana de humo… Cantina Kulinaria de Osuna triunfa con sus propuestas gastronómicas sorprendentes en un restaurante de aire tropical que invita a la evasión y al divertimento.
Convertir la visita a un restaurante en una experiencia global que rebasa los límites de la propia gastronomía. En una auténtica vivencia en la que la cocina se capta con los cinco sentidos. Y donde el factor sorpresa juega un papel fundamental. Bajo estas premisas nacía en Osuna hace unos meses Cantina Kulinaria, un nuevo establecimiento capitaneado por una pareja de emprendedores afincados en la localidad: Almudena Romero y Ramón Toro. Ambos, de amplia experiencia en el ámbito hotelero y de restauración, abogan por romper moldes, según explican, «desde un concepto gastronómico diferente pero siempre cuidando los detalles, no solo en nuestros platos, sino también a la hora de seleccionar la música, la decoración o la vajilla».
En lo gastronómico, como no podía ser de otra forma, apuestan por la originalidad con una cocina de base tradicional a la que imprimen un giro innovador. «Ya sea en la presentación o en la combinación de ingredientes, siempre damos una última vuelta de tuerca final. Es nuestra seña de identidad», explica Almudena Romero, jefa de sala. De esta forma, cobran vida creaciones como unas croquetas de tortillitas de camarones que Ramón Toro, el chef del establecimiento, ideó tras su última visita a la provincia de Cádiz. «Trabajé algún tiempo en Cádiz y quise condensar parte de su esencia en este formato. Creo que está bastante conseguido», comenta.
También destacan las gyozas rellenas de espinacas con garbanzos, en homenaje al clásico plato sevillano, una ensaladilla presentada en una maceta creada por un artista local o un vacío de buey que se sirve en mesa con una campana de humo «que impregna al cliente en olor a madera de olivo nada más destaparla».
En aras de ese factor sorpresa que tanto ansían, la carta de esta cantina se encuentran en continua transformación. «No queremos que nuestros clientes se aburran así que cada dos o tres semanas sacamos e introducimos nuevos platos», agrega Almudena Romero. Además, juegan constantemente con los fueras de carta elaborados con productos de cercanía.
Al entender la cocina como un concepto que se vive con los cinco sentido, en Cantina Kulinaria seleccionan con esmero la música ambiente, que según pasan las horas del día, evoluciona desde suave latin-jazz a música cubana o canciones más bailables. Todo ello en un entorno que invita a la evasión y al divertimento gracias a un mobiliario y decoración de aire fresco y tropical. «Deseábamos que nuestros clientes se transportaran a otra realidad al entrar en Cantina Kulinaria, a un espacio de paz y naturaleza», declara Almudena. Así que contaron con la empresa de decoración sevillana MisterWils para que materializara esa idea a través de materiales orgánicos con un punto rústico, dejando las paredes con ladrillo visto. El proyecto de interiorismo se completa con una selección de muebles donde priman las maderas naturales, las fibras como el rattán para sillas y lámparas y el uso de tapizados en color curry. Una buena selección de plantas naturales, dan el contrapunto final de frescura al espacio.
El mismo en el que Ramón y Almudena celebrarán jornadas, catas o incluso talleres para niños, en cuanto las restricciones del coronavirus lo permitan. Y es que Cantina Kulinaria, tal y como recuerdan sus propietarios, está concebida como establecimiento «gastronómico y social, y nos encantaría explorar todas sus posibilidades». En este sentido, ya en verano se organizaban cenas temáticas por países una vez a la semana, «en la que ambientábamos el local, su música, nuestros atuendos y, como no, los platos según el lugar al que estuviera dedicado».
Actualmente, como actividad alternativa, han lanzado la llamada ‘Caja Kulinaria’ en la que los propietarios escogen un total de cinco elaboraciones a su gusto para enviar a casa a los clientes. Se trata de una versión muy personal del servicio de comida para recoger en el local y que está contando con una gran aceptación. «No todas nuestras creaciones se conservan en perfecto estado si se envían a domicilio. La clientela se fía de nosotros y les encanta esta propuesta», concluye Almudena.
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