Javier Ciezar señala: Que el Hotel Alfonso xiii es un sitio extraordinario lo sabemos todos los sevillanos, pero muchos no sabrán que tiene una terraza en la que se come bastante bien y con unas vistas envidiables. Ena, que así se llama, fue en su día el proyecto de Carles Abellan chef, pero por alguna razón no triunfó. Hoy se puede disfrutar allí de una carta de nivel, con platos que aúnan producto y algo de técnica, y cosas tan sugerentes como un gazpacho de cerezas con tartar de carabinero y panceta, una ensaladilla rusa con anguila ahumada o el tataki de secreto ibérico, mezcladas con elaboraciones clásicas como un impecable arroz con rape y cigalas, rodaballo a la plancha o el chuletón de vaca con 40 días de maduración. El precio, acorde con la calidad y, especialmente, el servicio y el entorno. Lo que es totalmente desproporcionado es el precio de la bebida en general y de los vinos en particular, porque por mucho que estemos donde estamos no se puede pretender cobrar 40 pavos por una botella de Tío Pepe por la que habrán pagado, aproximadamente, 4 euros. Y no, no era en rama…

El tapatólogo acompaña su informe con la foto de arriba.