Calle Pozo Nuevo n. 25
Anastasio Colchero fundó en 1917 la bodega La Tarazana. A él le sucedió luego su hijo Manuel y su nuera Rosario Gaviño que en la década de los 70 ampliaron la oferta del establecimiento ofreciendo tapas. Ahora son dos de los nietos de Anastasio e hijos de Manuel y Rosario, Manuel y Cristobal Colchero Gaviño los que regentan el establecimiento ya convertido en restaurante. El nombre de La Tarazana parece que se debe a su condición de bodega en el origen, que también se llamaban atarazanas en algunos lugares de Andalucía. Aquí la historia y un reportaje sobre una comida en el establecimiento.
El sitio tiene encanto. Mantiene la estructura de la bodega y el comedor principal está en la antigua nave donde envejecian los vinos. Conserva el techo a dos aguas y el sitio tiene calidez con una chimenea que preside la estancia, una curiosa barra decorada con azulejos o pinturas de temas rocieros en las paredes. Además cuentan con un patio interior, perfecto para las noches del verano y un salón de celebraciones. En lo gastronómico cocina tradicional. Es un sitio bueno para ir en familia ya que hay comidas para todos desde carnes de cerdo preparadas con salsas variadas hasta pescados fritos o a la plancha, huevos fritos con patatas o chacinas para abrir boca. Aunque mantienen algunas tapas lo habitual es comer a base de platos. Los postres también elaborados especialmente para el establecimiento y en la misma línea clásica. Especialmente cuidado el servicio. Mesas vestidas, pan caliente y buena atención por parte de los camareros. Admiten reservas y celebraciones.
Precio: Entre 20 y 30 euros por persona.
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