Lo primero que hay que destacar es la terneza y la jugosidad de la carne, un mérito ya que el solomillo de cerdo suele ser sequito. Para lograr ese punto abren el solomillo con lo que tiene la apariencia de una especie de chuleta pero sin hueso. Por encima lleva una original salsa de ciruelas y pasas que le da un toque dulce, pero solo un toque, sin ser empalagosa. El acompañamiento, patatas fritas, de las redonditas y un poquito de verdura. Es un clásico del restuarante y lo comenzó a hacer, hace al menos cuarenta años, la primera cocinera de La Tarazana, Rosario Gaviño, la madre de los actuales propietarios, Cristóbal y Manuel Colchero. El plato sale a 12,50 euros (precio a enero de 2023).