El plato es de los de amor a primera vista. En el restaurante las ofrecen para que te «entretengas» mientras viene la comida, aunque también te ponen unas aceitunas aliñás de no parar. La ración es una especie de equilibrio entre el bien y el mal, entre el mundo grasiento y el mundo de la fruta, todo alternado con unas estupendas y ligeras migas de pan frito sin una gota de aceite. El pan, picaito, como gusta en Jaén, lleva tropezones de chorizo, de pimientos fritos y también de chicharrones de cerdo, en pequeños trozos. Alrededor van uvas, rabanitos en lámidas, trozos de granada, de melón y gajos de naranja. El conjunto resulta de lo más agradable. Tomás Laúl el propietario y jefe de cocina del establecimiento señala que las aprendió a hacer de sus padres que tienen la Venta Curro en Guadalén (Jaén) aunque el luego le ha añadido cosas. Las elaboran en un inmenso perol que calienten con leña. La ración sale a 12 euros (precio a diciembre de 2018)

El descubrimiento pertenece a las ciencia de:

Miguismo: Ciencia que estudia lo que son las migas y otros platos elaborados con pan frito

Tomás Laúl junto al horno en el que asan cochinillos y corderos. Foto: Cosasdecome