Bar con encanto en el centro de Sevilla. Lo fundó en 1939 Feliciano Domínguez como bodega de vinos, aunque su personalidad se la daría más tarde Paco Portillo, primero como gerente y luego como propietario del establecimiento donde introdujo primero marisco cocido y luego tapas de estilo tradicional. En la actualidad son sus hijos Francisco e Ignacio los que llevan las riendas, aunque ya también se ha incorporado la nueva generación con Ignacio Portillo Ruiz (pinchar aquí para ver la historia completa del establecimiento).
En el sitio se come a base de tapas y raciones de cocina tradicional. El establecimiento es pequeño pero tiene mucho encanto ya que mantiene su estética como bodega, incluidos los barriles de vino que siguen estando en servicio. Cuentan también con una amplia terraza en la calle Albareda y dos establecimientos más practicamente juntos a la bodega, la taberna y la bodeguita del Góngora. La carta es igual en todos los sitios y en uno de ellos tienen también un pequeño comedor interior. Lo más atractivo sus gambas cocidas, las pavías de bacalao, las ortiguillas fritas, el cazón en adobo. Ofrecen unas especies de menú degustación a base de tapas. Admiten reservas.
Las pavías de bacalao, las gambas cocidas, la mojama de atún, las ostras
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