Los mejillones suelen dar mucho juego y, además, son divertidos de comer. Está bueno el bicho y normalmente también el caldito que traen. Pero en esta ocasión el caldito está para bailarle catorce sevillanas sin parar. No se trata de unos simples mejilones al vapor sino de una «cassoulet» un guiso francés que interpretan a la perfección en Tata Pila, un restaurante del grupo Ovejas Negras que, precisamente, hace guiños a esta gastronomía aunque con productos y toques andaluces.
Los mejillones, perfectos de punto, jugositos y de buen tamaño, vienen sumergidos en un caldo que realizan con un poco de Martini Blanco, en vez de vino blanco que es lo habitual por aquí. La salsa también lleva cebollas pochadas, ajo, perejil y unos tomates de los pequeñitos, tipo cherrys, que van confitados.
El caldo es abundante y lo suyo es hacer una labor de cuchareo aprovechando las cáscaras de los mejillones que la cosa tiene así como más morbo.
El plato, creado por los propietarios de Ovejas Negras, Juanma García y Genoveva Torres, lleva en carta desde 2015, cuando abrió el sitio y dado su éxito de crítica y público no se ha retirado. La cassoulet, que traducido resulata cazuela, sale por 9 euros.
El sitio ha cerrado.
El descubrimiento pertenece a la ciencia de:
Mariscodoncia de concha o bivalvia. La mariscodoncia es la ciencia que estudia el marisco en cualquiera de sus manifestaciones. Uno de sus apartados es la llamada mariscodoncia de concha o bivalvia y que es el área que se dedica, en concreto, al examen de especímenes como la almeja, la coquina, la concha fina, la esculpiña o los mejillones, como en este caso.