La elegancia lo rodea desde el principio, cuando se presenta glamuroso en una copa de las de cóctel y adornado de forma sutil con un pico de los largos. Un verde «asonrojado» es el color característico de este salmorejo, pero en el centro, como a modo de sol, aparece un cículo amarillo y un toque de aceite de oliva virgen extra.
El plato se come con cucharilla y cuando se prueba entra el juego el producto que da personalidad al plato, la albahaca. Para rematar la faena unos taquitos de atún ahumado que combinan a la perfección con el tomate. El plato es uno de los grandes clásicos del establecimiento, al igual que la ensaladilla de pulpo o la tortilla de patatas y está en carta desde los primeros meses de abrirse el establecimiento, allá por el año 2011. La copa se cotiza a 3,50 (precio a febrero de 2019). Ya puestos en el sitio recomiendo pedir algo de pescado frito. Nosotros pedimos salmonetes y acedías, ambas versiones dignas de aplauso, sobre todo por la calidad de la materia prima.
El descubrimiento pertenece a la ciencia de:
Gazpachismos y salmojeresis, la ciencia que estudia los gazpachos, salmorejos y sopas frias en general