Masa esponjosa, tropezones pequeñitos, muy metidos en el papel. Sabor a puchero de abuela, muy suave. Estamos ante una obra muy lograda del croquetismo pucheril. La fórmula tiene historia ya que la receta que se utiliza para hacerlas es la que usaba la abuela paterna del actual gerente de Casa Esteban, Carlos Javier Rosales. La fórmula original es de «Niña Carlota» como se conocía en Castilleja de la Cuesta a Carmen Miguez. Se empezaron a servir cuando el restaurante estaba en Castilleja, antes de que en 1994 pusieran en marcha el actual establecimiento en el centro de Tomares. Se sirven por tapas, a 2,50 euros (precio a septiembre de 2020). La masa se elabora con caldo del puchero, sin agregarle leche. En la carta tambén tienen otras dos croquetas, la de jamón y la de marisco. Dos valores añadidos. El primero, el patio que tiene el establecimiento, muy agradable y ya que estas allí no te pierdas tampoco los huevos fritos con papas y tomate…obra maestra.
El descubrimiento pertenece a la ciencia de:
Croquetología: La ciencia tapatológica que estudia las croquetas en todo su ovoide mundo.