Histórica taberna sevillana fundada en 1949 y ubicada en las céntrica plaza del Pumarejo. En 1958 pasó a manos de Mariano Camacho quien en primer lugar le dio el uso de despacho de vinos. Allí Camacho comenzó vendiendo los vinos de su propia bodega provenientes de su pueblo natal, Manzanilla (Huelva). Posteriormente, el establecimiento se especializó en la cerveza, siempre bien tirada, fría y con la espuma justa, y en tapas para acompañarlas como los chicharrones, las patatas aliñás o la sangre encebollada. Posteriormente ha sido su hijo Manuel el que ha regentado el negocio hasta finales de 2021 en el que la gerencia ha pasado al hostelero Rafael Marín que ha mantenido el establecimiento con la misma estética y también con la misma oferta gastronómica, aunque aumentando el número de tapas.
El sitio conserva la estética de las tabernas sevillanas. Especial antención merece el mostrador, hecho con azulejos en su parte baja. El establecimiento también conserva una antigua «fresquera» para mantener frías las bebidas y merece la pena también fijarse en el cuarto de baño, muy peculiar. La barra es amplia y hay también algunos barriles que hacen las veces de mesas altas. En el exterior una amplia terraza. En lo gastronómico se come a base de tapas como chacinas o algunos clásicos de las tabernas sevillanas como las almendras fritas o unos taquitos de salchichón. Además montaditos, tortilla y las papas aliñás, una tapa famosa del establecimiento, al igual que los caracoles y las cabrillas que ofrecen en temporada (primavera y comienzos del verano).
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