El establecimiento abrio en diciembre de 2018 y lo puso en marcha la familia Alvear Jiménez. (más información aquí). El sitio ha cerrado.
Bonito local a unos pasos de la Plaza Nueva. Dos zonas bien diferenciadas: la de tapeo, con mesas altas y taburetes, además de la barra; y el salón, con mesas bajas de diferentes tamaños, junto a un pequeño jardín interior que aporta luz a la sala. La decoración, actual y con detalles que evocan a la gastronomía mexicana.
De inspiración mexicana, sus famosos nachos, que son de los auténticos y que elaboran allí mismo, y cualquier sugerencia fuera de carta que haya preparado el chef; de la parte mediterránea, los buñuelos de bacalao con tinta de calamar, las puntillitas con patatas guisadas y mojo verde y el chuletón, colosal. Los postres van cambiando, pero destacan las tartas de queso y la de tres chocolates. De su bodega, lo ideal es dejarse aconsejar sobre vinos menos conocidos, que son magníficos, o probar alguno de sus generosos, como el Fino Capataz de Bodegas Alvear.
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