Rufino Gil Infantes puso en marcha el establecimiento en el año 1986, en un local cercano al actual, al que se trasladaron en 1995. Rufino falleció en el año 2018 y desde entonces es su mujer, Mercedes Moreno Anselmo, la que regenta el establecimiento.
El sitio tiene su encanto. Está decorado en estilo rústico. La barra tiene forma de L y llaman la atención los tiradores de cerveza en forma de jamón. Aún más llamativa la colección de botellines de cerveza y de botellas de aceite y vinagre que se exhibe en uno de los comedores. El local es amplio y tiene dos comedores, zona de barra y una pequeña terraza. En todo el espacio tienen la misma carta que tiene tapas y raciones, por lo que se puede comer a base de tapas comodamente sentados y a un precio bastante moderado. En lo gastronómico la carta se basa en el cerdo ibérico que traen desde Aracena, de Ibéricos Vázquez. Lo más solicitado el guarrito, unos trozos de cerdo ibérico frito con patatas fritas y mojo picón por encima, las patatas mansas, una variante de las patatas bravas más suave o los cortes de ibérico que hacen a la parrilla. Se pueden encontrar pocos habituales como la castañeta o la carrillera ibérica hecha a la brasa. Famosos también en temporada sus caracoles y sus cabrillas. Admiten reservas.
Precio: Entre 10 y 20 euros por persona.
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