Bodega centenaria reabierta al público en 2015 por Curro Trigo, después de haber estado regentada por otros propietarios. Trigo regresó a su Umbrete natal desde Londres, donde residía por motivos laborales, para ponerse al frente de este peculiar establecimiento.

Para él compra uva pisada que descansa en cincos bocoyes y elabora su propio mosto. Además, oferta una amplia de variedad de arroces y guisos de cocina casera, entre ellos la carrillada. También cuenta con una barbacoa para carnes.

El establecimiento conserva la estructura original de la bodega que fue, con dos salones: uno de inspiración campera y otro vinícola. Una chimenea a la entrada, techos altos con vigas de madera y amplias paredes blancas con cestos, aperos de labranza y guiños al mosto completan el conjunto.

La cocina es de estilo tradicional y se come a base de tapas, medias y raciones que sirven en todo el local. Hay aliños, chacinas, frituras de pescado, guisos y algo de carne a la parrilla, sobre todo cerdo ibérico. Los precios están bastante cuidados.