Javier Ciézar señala: Las ocasiones especiales merecen sitios especiales. Y a mí, sinceramente, no se me ocurre ningún sitio más especial en Sevilla que Cañabota. Por todo. Por esa materia prima -nadie trabaja algo así-, por esa bodega donde siempre descubres algo nuevo, por esa cristalería (sí, soy un friki de las copas de vino), por un servicio que ya quisieran varios dos estrellas… Ayuda, y mucho, vivir la experiencia desde la barra, viendo el ritmo, las miradas y los gestos de la cocina. Una máquina perfectamente engrasada a la que Juanlu Fernández no quita ojo en ningún momento -incluso aunque parezca que no lo está haciendo-, volcándose en las explicaciones y haciendo aún más agradable la experiencia.
Un menú degustación por el que desfilan gamba, carabinero, navaja, corvina, mero, merluza, trufa, caviar, almeja, atún, ostra… Producto de diez mínimamente tratado por Marcos y su equipo, pero de forma magistral. Un sitio de culto.
El tapatólogo acompaña su informe con la foto de arriba.