Javier Ciézar señala: Hacía mucho que no salía tan contento de un restaurante.
Me habían hablado realmente bien de La Casa del Tigre, pero ir con expectativas altas puede ser arriesgado. Todo lo contrario. Aquí consiguen que todo lo importante funcione a un nivel altísimo: lo que se come, lo que se ve y lo que se siente. Platos muy bien hechos, muy bien presentados y muy bien contados. Un equipo que se esmera en explicar, no en embaucar, algo cada vez más difícil. Nuestra selección:
Vieira con beurre noisette y boletus. Un plato a la altura de un restaurante con estrella Michelin. Para recordar.
Patatas bravas. Hojaldradas, muy originales, con la salsa perfecta de pique.
Ensaladilla de merluza y encurtidos. Diferente, rica y refrescante.
Brioche relleno de emulsión de manteca colorá y panceta ahumada. Para comerse unos 15 o 20 sin pestañear.
Taco de puchero. Tortita con los avíos y chupito de caldo, de ese caldo mágico y reconstituyente con hierbabuena…
Hot Dog de corvina. Sabroso, aunque por poner un pero se notaba más de la cuenta la piel del pescado
Cocochas de merluza con huevo frito. Platazo meloso con un producto de diez.
O Luar do Sil (D.O. Valdeorras). Vino blanco de la familia de Pago Carraovejas, monovarietal de godello. Joven, muy mineral. En definitiva, muy rico, que de eso se trata.
El tapatólogo acompaña su informe con la foto de arriba.