Tapa de pollo frito que resume a la perfección el «canon de belleza» de esta tapa típica de Sevila. Trozos de pollo frito de tamaño pequeño, de los que se comen en dos bocaos y pertenecientes a todas las partes del ave (palabra fina para no decir pollo otra vez). Se introducen en la freidora, huesos incluidos, y luego se cubren con un poquito de sal…y se acabó. En este caso vienen acompañadas de unas patatas paja. El arte está en saber dar el punto de fritura al pollo, para que quede jugoso, pero no crudo y esto lo consigue a la perfección el equipo de cocinero José Galán Muñoz, que logra que las piezas queden jugosas, sin una gota de sal y con el regalo de que te toque una alita, piel incluida, que eso ya es el no va más. Lo sirven en pequeños platitos que salen a 5 euros (precio a octubre de 2021)