Para el baño que reciben las torrijas antes de pasar por la fritura se emplean hasta tres vinos diferentes (amontillado, dulce y otro más…) mezclados en las proporciones justas. La mezcla se la hace la taberna Gómez Mier de Utrera y se viene utilizando desde hace décadas. Fue Pepe Martínez Durán, hace más de 50 años, el que elaboró la fórmula magistral de las torrijas de la confitería Reyes. El también fue el que encargó un pan especial que hacen desde entonces para la pastelería unicamente para elaborar las torrijas. «Es una mezcla entre un brioche y un pan» señala Francisco José Martínez, cuarta generación de la familia al frente del establecimiento y actual maestro pastelero de la firma. La receta de Pepe Martínez Durán fue seguida al pie de la letra por su nuera Pepita Millán que hizo especialmente famoso este dulce del que se han llegado a vender 15.000 unidades en una Cuaresma. «Las hacemos desde el Miércoles de Ceniza y hasta dos semanas después de que termine la Semana Santa porque los clientes piden que las dejemos un poquito más», señala Francisco José. Los ejemplares descansan en unas grandes bandejas expuestas en la vitrina del establecimiento. Las hay de dos tamaños y otras, también exquisitas, que están realizadas con leche, canela y azúcar. Francisco señala que otra de las claves de estas torrijas, que se embadurnan en huevo antes de freirse, está también en utilizar una buena miel para el bañado final, el que se hace después de la fritura. «La rebajamos un poco para que le de el punto exacto pero utilizamos una miel de mucha calidad. Francisco destaca que las torrijas se hacen todos los días durante la Cuaresma y se suelen agotar. De hecho nosotros fuimos a comprarlas un sábado al final de la mañana y ya no quedaban. Nos tuvimos que conformar con las pequeñas, que también están espectacularmente buenas. La torrija de vino grande sale a 2 euros la unidad.
Alerta torrija 2024: Nuevo descubrimiento, las de la confitería San Joaquín de Alcalá de Guadaíra