Cada día hacen en Islamorada entre 6 y 9 tortillas de patatas, cada una de 20 huevos. Cuando las sirven suelen estar «templaitas» que es el estado «deseado» de las tortillas. La tortilla es gorda, como de «tres deos» de alto y llama la atención que está «decorada» con multitud de puntitos negros. Son de trufa, de trufa negra que llega desde Italia. Cada tortilla lleva 3 cucharadas soperas de este producto tan admirado por los sibaritas. La trufa le da el punto, pero no le quita protagonismo a unas patatas tiernas, confitadas a fuego lento en aceite para que se queden «pochaitas», que es un estado de la patata más «proclive» a chuparse el huevo.
El jefe de cocina del Islamorada, Gonzalo Bautista, reconoce «que nos ha costado cogerles el punto, lograr que queden siempre jugosas, pero creo que lo hemos conseguido». La tortilla, a pesar de ser de las gordas, de lo que se llaman «tortillones» está en un estado de jugosidad sublime. El huevo no se desparrama, no está líquida, pero si le da cremosidad al conjunto. Las sirven en cuñas de tamaño generoso y sale a 7 euros (precio a abril de 2022). No falta casi en ninguna de las mesas y va acompañada con rebanás de pan de la panadería Crustum de Sevilla.