El hojaldre que hacen en esta casa de Cazalla de la Sierra es de los que llaman la atención: crujiente, fino, ya por si solo merece 23 aplausos, pero si aparte se rellena con una crema pastelera y se le pone un poquito de azúcar glass, lustre le llamano ellos, por encima y su puntito de canela ya la cosa adquiere caracteres de exquisitez. Es un dulce con historia. Se empieza a elaborar en el establecimiento en la década de los años 20. Ahora es Angel Ortiz Dominguez, miembre de la quinta generación de la familia el que comanda el obrador de esta casa que hace dulces tradicionales y que tiene un expositor de esos que se meten por los ojos. Las lenguas las suelen tener todos los días y salen a 1,20 euros (precio a agosto de 2018).
El descubrimiento pertenece a la ciencia de:
Meriondología. La meriondología también es llamada en algunos ámbitos postsiestimo ya que el fenómeno se produce, en muchas ocasiones tras un periodo de siesta. El acto meriendológico, vulgarmente conocido como merienda puede hacerse mediante galletosis (ingesta de galletas o pastas), bollimia (consumo de bollería) o dursesia (degustación de durses, versión gaditana del pastelito). También se incluye en esta ciencia el mantecaismo o estudio de los helados o “mantecao” como se le dice en algunas poblaciones.