Versión muy lograda de las bravas y, además, generosa de tamaño lo que le da aún más atractivo tapatológico. Las papas vienen como a cuadrados pero en tamaño generoso. Van confitadas a fuego lento y luego, cuando se sirven, llevan otro toque de fritura a fuego fuerte con lo que quedan crujientes. Por encima una «manta» brava que lleva como base una salsa tipo mojo picón que elaboran en el establecimiento y a la que se agrega un poco de tomate frito y el toque final, para darle el toque bravo, pero suave, que es con sriracha, un condimento originario de Thailandia pero muy utilizado también en la cocina marroquí. Para completar el escenario, unas lágrimas de salsa mayonesa. El resultado final son unas papas bravas, muy jugosas en las que, además, la salsa te llega hasta el final y no quedan en el plato «papas viudas» de esas que se quedan sin salsa. Pedro Anaya, el gerente del establecimiento señala que la tapa la empezaron a servir hace unos 10 años, aunque «la hemos ido perfeccionando con el tiempo con unos toques que le ha dado nuestra cocinera Lidia Avila», esposa de Pedro. La tapa se cotiza a 4,40 euros (precio a mayo de 2023).
Tres de papas bravas con su puntito picante… y mucha personalidad