Este año el maestro pastelero José Antonio Cabreja tuvo que hacer su primera tanda de torrijas a principios de febrero «porque el público las pedía. Habitualmente comenzamos a elaborarlas después de San Valentín, pero este año hemos tenido que adelantar la temporada». La verdad es que las torrijas de «La Centenaria» merecen un adelantamiento. Quizás sea el rebozado en huevo, muy esponjoso el que marque las distancias de esta obra destacada del torrijismo aunque hay muchas más cosas a analizar. La receta que utilizan en el obrador la aprendieron del padre de los Cabreja, Manuel Cabreja. Todo es de elaboración propia, hasta el pan, que hacen con harina, agua, sal y un poco de levadura. «La clave está en que tenga una miga algo más consistente» señala José Antonio. Luego las sumergen en vino blanco seco y la rebozan generosamente en huebo batido. Tras la fritura en peroles, viene otra de las claves, las torrijas se sumergen en un baño de miel, rebajada con azúcar y agua, durante 24 horas y es luego cuando salen a la venta. Solo las tienen hasta que termina la Semana Santa. Tienen dos tamaños, la pequeña a 1,25 euros y la grande a 2 euros. Atención también a otro detalle del establecimiento, el envasado en unos envases transparentes a los que le ponen una cuerdecita a de papel.
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