No son churros de formas uniformes, sino anárquicos, hay partes de la rueda mucho más gordas, otras más finas…pero hay un rasgo en común, la masa está crujiente por fuera, sin gota de aceite y con interior esponjoso, cumpliendo así las reglas de oro del buen churro. José García tiene experiencia en la cosa, empezó a hacer churros allá por el año 1974 en el zaguán de su casa. Sus ruedas se fueron haciendo famosas hasta que ya en 1982 se pudo trasladar hasta el kiosco donde está actualmente acompañada de su hija Paqui Gómez García, que también maneja ya a la perfección el arte de la fritura. Una curiosidad, no se venden por peso, sino por raciones a 1,50 euros (precio a febrero de 2023). También tienen chocolate caliente para acompañar. Ellos no tienen mesas para comerlos, ya que están en un kiosco pero si hay varios bares en los alrededores donde permiten sentarse a comerlos pidiendo allí el cafelito.
Josefa García con una de sus ruedas de churros. Foto: Cosasdecome