El bizcocho borracho es una de las grandes creaciones de la pastelería. Se trata de un bizcocho egoísta que se queda para si mismo el líquido con el que lo bañan, en este caso un suave almibar. La pieza, va cortada por la mitad y, en el interior meten un generoso pegotón de nata. La combinación de la nata con el bizcocho almibarado es de alto interés tapatológico y te lleva al nirvana de la ciencia de la merionodología, la ciencia que estudia las meriendas. La obra es de Daniel Jara Naranjo y José Luis Silva Álvarez, los que llevan el obrador de este establecimiento que abrió sus puertas en el año 2007, aunque hace poco que abrió su despacho directo al público. Destacan que el secreto de este dulce está en poner tan solo un toque de licor en el «emborrachamiento» y en darle un toque de personalidad a la nata «pero eso es un secreto y no lo vamos a decir» señalan.