Las patatas que usan suelen venir de Galicia, una tierra famosa por este producto. En la fábrica de Montellano lo que hacen es tan sólo partirlas a lonchas finas y freirlas en aceite de girasal, añadiendo un poquito de sal como toque final. Sandra Nogerol, la segunda generación de la familia a cargo de la empresa, señala que las personas que realizan la fritura tienen más de 30 años de experiencia y de ahí la calidad del producto. Están crujientes, como deben estar este tipo de patatas y bien proporcionadas de sal.

Once patatas fritas de paquete que te hacen crujir el paladar