La originalidad del restaurante La Peña, en Nervión, llega hasta el menudo de la casa que se aleja también de la fórmula tradicional. No lleva ni patatas ni garbanzos. Hay tropezones de morro, pata o estómago de ternera y eso se arrejunta con trozos de manitas de cerdo deshuesadas y pequeños trozos de morcilla, chorizo y jamón ibérico que se han hecho en un refrito de verduras. Alejandro Couletier, cocinero y copropietario del establecimiento, destaca que «cada carne se cuece por separado y ya luego se junta todo con el refrito». El último detalle es ponerle un poco de hierbabuena. El guiso es untuoso, pero elegante, profundo de sabor pero sin hacerse pesado, en fin, altamente rebañable. Lleva medalla al mérito de la cocina de casquería. La tapa, acompañado de pan de la panadería Gran Vía de Aracena, se cotiza a 3,5 euros (precio a abril de 2024).