El restaurante ofrece versiones bastante conseguidas de todos los clásicos como los chorizos y las empanadas criollas, las mollejas, el queso a la plancha o las parrilladas de carne de novillo que complementan con vinos del país americano y postres como el panqueque o el Balcarce

 

En los tiempos de la fusión es dificil encontrar algo en estado puro y además sin caer en el folkorismo. Milonga’s, el restaurante argentino con sucursales en Nervión y en Santa Justa, es de esos establecimientos que ha sabido conservar la pureza en lo que ofrece. La carta es un repaso bastante conseguido por los clásicos de la cocina de la parrilla de aquel pais, un recorrido en el que no hay concesiones. No hay pescados y tan sólo una opción, una parrillada de verduras, para los que no sean carnivores. El paseo con acento ché tiene además un final de lujo. No hay que perderser la versión del Balcarce, un postre argentino aún poco conocido en España y que bordan en este establecimiento: nata, dulce de leche y melocotón…no te digo ná.

Lo curioso es que toda esta historia de pureza argentina la ha construido un hombre de 81 años que nació y vivió toda su adolescencia en Triana, donde sus padres tenían una carbonería. Al final, Rafael Martín Pérez, volvió al carbón, al de encina que alimenta las parrillas de sus dos restaurantes, más la hamburguesería, Milonguitas, que tienen en el centro de Sevilla, junto al Arco del Postigo.

Rafael Martín conoce bien el verbo «resucitar» lo ha practicado con éxito en varias ocasiones de su vida. Da gusto escucharlo analizar la situación, el sosiego con el que dice que «esto no se puede aguantar mucho tiempo así». Sus padres se vieron obligados a emigrar a Argentina en la Posguerra Española y Rafael supo buscarse bien la vida al otro lado del charco. Lo primero que encontró fue a Cristina Fernández, su esposa, también de ascendencia española y luego se aventuró con una fábrica de agua mineral, otra de pastas frescas y hasta un negocio de charcutería en el mercado general de Mendoza, una zona de Argentina famosa por sus vinos.

Fernando Martín y su padre Rafael Martín con dos piezas de carne. Foto: Cosasdecome

Otra crisis, la del Corralito en Argentina y Rafael se ve obligado de nuevo a resucitar. Para hacerlo se viene a su barrio natal, a Triana y alli se aloja en casa de unos familiares…y a buscarse la vida, vendiendo gas natural cuando todavía todo el mundo más que conocía las bombonas del Butano. Eran los últimos años del siglo XX. Al mes de estar aquí, su hijo Fernando, que hoy en día regenta el negocio familiar, se viene también a España y se pone a trabajar en el sector informático.

En lo de darle vueltas al coco para «resucitar» los Martín empiezan poniendo en marcha un asador al estilo argentino en Salteras, el paraiso de los bisteles vuelta y vuelta de la provincia de Sevilla. Rafael pensó que entre tanto cerdo ibérico que entonces reinaba por allí, lo de ofrecer carne argentina tendría su gancho…pero no fue así y su restaurante «Abrasador» no tuvo éxito. Corría el año 2003.

Pero a este especialista en «resurrecciones» era dificil achantarlo, así que en el año 2006 abre nuevo negocio, con la misma idea. Se llamaba Milonga’s y era un guiño a esta forma de interpretar el tango, un poco menos intensa.

Comedor del Milongas de  Santa Justa. Foto: Cedida por el establecimiento

Y a partir de ahi la cosa ha rodado muy bien. En el año 2013 la familia se hacia cargo también de otro restaurante, El Gaucho, en el que estaba también trabajando Rafael y lo convierte en el segundo Milongas. Poco después pone en marcha también «Milonguitas», un establecimiento más pensado para el centro de Sevilla con una oferta má informal, aunque también fiel a la carne argentina.

Vista exterior de Milonguitas. Foto: Cedida por el establecimiento

Milonga’s es un restaurante sin concesiones. No hay tapas…no hay ni casi barra, que es una pequeña estancia situada al principio del comedor y donde se exponen los tesoros carnívoros de la casa en busca de gente que se los lleve a la boca. La decoración es sencilla, un bandoneón argentino cuelga de una pared y…poco más. No hay concesiones al espectáculo y al folkorismo de foto. Tan sólo de fondo, muy tenue, suena música argentina. Tampoco la parrilla está a la vista de los comensales, aunque si se ve a la entrada del establecimiento.

Comedor del restaurante de Nervión. Foto: Cosasdecome

Para empezar nos proponen acompañar el almuerzo con un vino argentino, Nieto Seteniter, de una bodega centenaria argentina. Está hecho con uva Malbec, la característica de la zona de Mendoza. En la carta hay hasta una decena de tintos argentinos, que se alternan con una selección de vinos andaluces, entre ellos el Zancuo o el Turdetano de Sevilla y una gama completa de jereces incluido hasta hace poco habitual «palo cortao».

Fernando Martín es el gerente actual de Milonga’s. Nos propone un recorrido por los clásicos. Nos acompaña en la mesa también David García Pruna, gerente de la firma «Ostreasur» que es la que provee de carnes al establecimiento. Por la mesa, vestida con mantel de hilo, servilletas de tela y cambio de cubertería entre plato y plato, pasan unos chorizos criollos bañados en salsa chimichurri y unas mollejas aromatizadas con sal gorda y limón y que han pasado por la parrilla el tiempo justo para ponerse en una textura de comerse kilo y medio.

Martín señala que se han obtenido de la zona del corazón del animal. Probamos también unas empanadas simplemente rellenas de carne de ternera, huevo duro y aceitunas. No están excesivamente especiadas por lo que la jugosidad de la carne resalta más. Siguen la receta de Cristina Fernández, la madre de Fernando. La carne se pica a cuchillo «y más gorda que la que utilizamos para las hamburguesas. Nos interesa que se distingan los trocitos. A las empanadillas las sometemos a un doble proceso. Primero fritura y luego terminación al horno».

Las empanadas, el tentempié de moda

Entre los aperitivos no falta tampoco el queso Provolone a la parrilla, un clásico de estos establecimientos, la morcilla y como únicas concesiones alguna ensalada con un toque más innovador, queso payoyo de Villaluenga y cecina de León.

Empanadas criollas, rellenas con carne de Milongas. Foto: Cosasdecome

De todos modos lo más esperado de la casa es la parrilla. Hay una decena de cortes de novillo argentino: lomo bajo, lomo alto, picaña o solomillo y también se ofrecen parrilladas para compartir con chorizo, morcilla y varios cortes de carne argentina. La carne se sirve en la mesa, si lo desea el cliente, ya troceada para que se pueda compartir facilmente y, además, con una pequeña parrilla para que cada uno se pueda terminar la carne como la desee y también para poder calentarla un poco si se enfria.

Los camareros ofrecen hasta cinco puntos diferentes de cochura de la carne y estas se acompañan con patatas fritas, de las clásicas, otras asadas con una crema alioli para «bañarlas» o unas patatas tipo de feria, de las crujientes, aromatizadas con ajo y perejil.

En este terreno carnívoro Martín señala que «si hemos hecho dos pequeñas concesiones, porque el público lo demanda, una es introducir algo de carne de vaca madurada, en este caso de raza frisona y también algo de ibérico a la parrilla. El novillo tiene un sabor suave y hay personas que quieren carnes de sabor más intenso, por eso ofrecemos esta carne. De todos modos soy partidario de maduraciones no más allá de los 40 o 45 días, porque ya más, a mi juicio, desvirtua un poco el sabor de la carne».

El «Tbon» de vaca frisona, uno de los platos de Milongas. Este corte de carne lleva un hueso en forma de T enmedio, de ahí su nombre y en un mismo plato lleva solomillo, aun lado del hueso y lomo, al otro. Foto: Cosasdecome.

Quizás la parte menos conocida de la carta sea la de las «milanesas». filetes de ternera argentina o de pollo empanados y que luego se cubren con diferentes salsas, varios tipos de queso o incluso una picada de jamón york y orégano.

La sorpresa final de Milonga’s son los postres. El más clásico el panqueque, una especie de crep, que elaboran ellos mismos y que va relleno de dulce de leche, aunque en una versión bastante suave. De todos modos lo más logrado, a nuestro gusto, es una «viciosa» versión del Balcarce, un postre típico de esta ciudad argentina. La versión del restaurante es visualmente muy llamativa pero aún es mejor «por dentro». Lleva bizcocho, nata, dulce de leche y unos trozos de melocotón. En cuanto a lo que es la cartera comer en Milonga’s sale entre 30 y 40 euros por persona. De todos modos aquí se puede ver la carta completa y sus precios.

El barcarce un postre típico argentino que lleva nata, dulce de leche y melocotón. Foto: Cosasdecome

El último reto que ha asumido el establecimiento es el de poner un servicio a domicilio. «Hemos estado buscando el embalaje má adecuado para la carne y al final hemos logrado encontrar un envase que preserva el calor los 20 o 25 minutos que tarda en llegar un pedido a la casa. Además se puede meter 30 segundos al microondas que es suficiente para que la carne recupere la temperatura pero no pierda calidad».

De todos modos, en esta oferta a domicilio sustentada por una página web (verla aquí) en la que se pueden hacer los pedidos directamente. también incluyen hamburguesas de calidad, unos llamativos bocadillos de lomo de ternera con «acompañamientos» en el interior del pan, empanadas o las milanesas. De postre hay panqueque.

Lomitos de Milongas a domicilio. Foto: Cosasdecome

Horarios, localización, teléfono y más datos de Milonga’s, aquí.

…Y además

Quiero probar los distintos sabores de un jamón
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