La historia es así: un tipo de padres franceses, nacido en Triana, casado con una cordobesa y afincado en Tomares, que se hace famoso con su pizza de cabrillas…
Este es, en resumen, el perfil de Federico Cazamajour, propietario de El Salmorejo de Tomares: sus padres son franceses, pero él nació en el sevillano barrio de Triana, se casó con una cordobesa y abrió su establecimiento… en la Glorieta del Garrotal, una apetitosa sucesión de locales gastronómicos de máximo interés en la localidad aljarafeña.
Esta peculiar adaptación local de la universal preparación italiana la comienza Federico y su equipo de cocina con la base de una masa hecha en casa. Seguidamente, sustituyen el tomate habitual por la salsa de las cabrillas guisadas, le añaden mozzarella y la carne de los gasterópodos y como decoración incorporan alguna cabrilla más con su bicho dentro.
No es la única singularidad del local, ya que haciendo honor a su nombre elaboran hasta cinco salmorejos diferentes: tradicional, mazamorra, de remolacha, de espárragos y un original salmorejo de fresa con chocolate picante.
La carta del restaurante, distinguido con varios galardones a la tapa más innovadora o a la más fresca, también dispone de alternativas más tradicionales, como el puchero, diversas tostas o las croquetas y una diversidad de lo más cosmopolita, con burritos, musaka, nems o rollitos de primavera.
Además, cuando llega el frío, Cazamajour -salido de las aulas y cocinas de la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla- le da rienda suelta a una de sus pasiones, y la de muchos, el chocolate. Elabora artesanalmente una cotizada variedad de bombones y trufas, considerados por algunos expertos que los han probado como de muy elevada calidad y también originalidad, como el de chocolate blanco y salicornia.
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