De inspiración onírica, literaria y cinematográfica en su decoración, esta divertida taberna propone una cocina de influencias mexicanas. En ella es posible desde tomarse un cóctel a comer disfrazado con una bata de leopardo.
Si la madriguera por la que se precipita Alicia en el País de las Maravillas condujese hasta una taberna, probablemente no distaría mucho de esta. Grandes flores en las paredes, espejos y cuadros con personajes de cuento, incluso alguna estrella del paseo de la fama hollywoodiense a la altura de los pies. Tonos rosas y amarillos estridentes inundan el espacio. El famoso personaje de Lewis Carroll se hubiera sentido como en casa en este nuevo establecimiento que acaba de abrir sus puertas en el número 29 de la calle Cortijo de la Albarrana en Sevilla. Su nombre: Anita La Fantástica. «Bien podría ser una prima de Alicia, o la propia Alicia a la sevillana. Anita ve el mundo un poco a su manera, lleno de color. Y así lo hemos traído al barrio de Pino Montano», declara Jordi Muñoz, el propietario del establecimiento.
Muñoz no es novato en esto de crear establecimientos diferentes y disruptivos. Ya en su día puso en marcha negocios como Boreas, uno de los primeros gastrobares de Sevilla, o el Tío del Saco, donde jugaba con la temática de los miedos infantiles. «No comulgo con la sobriedad de los bares. Todos blancos, grises y negros». En uno de sus últimos viajes con su pareja y socia, Ana María Écija, surgió la inspiración para trasladar a Sevilla este concepto imaginativo y de colores extravagantes «que ya habíamos visto en ciudades grandes como Madrid y Barcelona».
En lo que a lo gastronómico se refiere, Anita La Fantástica propone una cocina influencias mexicanas que juega, según Muñoz y Écija, «con el sabor y las especias». Su carta está plagada de burritos, tacos, nachos y enchiladas, aunque también cuentan con tostas y otras propuestas singulares como los canelones de la yaya moderna o el pollo relleno de langostinos y jamón en caldo de violetas. Para acompañarlos ofertan varios cócteles, todos ellos servidos en originales tazas y de nombres nada convencionales: Muerde la manzana, Camina hacia la luz o Miénteme Pinocho. También poseen postres caseros entre los que destacan su particular versión del clásico pijama y un tiramisú servido en cafetera.
Porque en Anita La Fantástica todo cuenta para completar la experiencia. Jordi y Ana sirven a sus clientes ataviados con batas de andar por casa de estridentes colores que también pueden ser utilizadas por la clientela. E interaccionan y bromean constantemente con ellos. Tanto en sus mesas del interior como en las de su amplia terraza. «Somos una taberna para flipar en colores. Aquí la buena comida y la diversión están aseguradas», concluyen Muñoz y Écija.
Horarios, localización, teléfono, y más datos de Anita La Fantástica, aquí.
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