Vega 10 mantiene su esencia tras un cambio en la dirección pero no en el personal, continuando con una carta y sugerencias de buena cocina andaluza e internacional sin estridencias
Este restaurante trianero cambió de gerencia hace nueve meses pero todo sigue igual este rincón. Hace nueve meses, Javier Campos, camarero de Vega 10 durante los dos años anteriores, se hizo con la gerencia tras la marcha de quienes habían sido sus dueños durante los 11 años de trayectoria del establecimiento.
El requisito que puso Javier para hacerse con el traspaso es que quien ha sido jefe de cocina durante todos esos años, Jesús Cira, continuara en el restaurante. Así fue, y junto al también cocinero Javier Gallego, mantienen una cocina que se caracteriza por fusionar la tradición andaluza con platos sudamericanos, asiáticos, o marroquíes. Pero no es una fusión como las habituales, sus platos tienen personalidad propia, desmarcandose de cervecerías de la zona o los gastrobares que comparten un menú similar.
Barra de Vega 10. Foto cedida.
Todo lo elaboran ellos mismos, no usan quintas gamas. Preparan desde cero sus rollitos de primavera que acompañan con una salsa agridulce con pimientos asados o un pastrami que maceran y hornean. El menú es corto, y se complementa con fueras de carta que varían a menudo. Así, en el mismo local conviven el salmorejo tradicional con sardinas ahumadas acompañado de unas berenjenas rebozada con hummus, pollo tikka masala, croquetas o ensaladilla de pollo con mayonesa de chipotles e incluso, ramen. Según el plato, lo sirven por raciones o en tapas. Muchos creen que por su nombre, Vega 10, son un restaurante vegano, y aunque tiene algunos platos de este estilo y pueden adaptar otros, el nombre se debe a la calle en la que se ubican. Entre sus postres, elaboraciones de las reposteras Cookie Love Love.
Tras un mes de agosto cerrado de vacaciones, han vuelta a abrir con algún que otro arreglo y puesta a punto. El restaurante mantiene sus mesas bajas y su barra, con una capacidad máxima de unas 30 personas. Entre su clientela suele haber una mezcla de turistas y locales que buscan comer bien sin experimentos ni estridencias.
Campos tiene algún que otro plan para el futuro, como ampliar horarios e incluso servir desayunos. Por ahora se centran en continuar con el mismo Vega 10 que durante su década de vida ha ido cosechando muy buenas referencias de sus clientes.
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