Casa Batato ofrece en Umbrete y Sevilla una cocina sin pamplineo, de guisos de cuchara y productos cuidados, desde los bollos de pan de «El Puchero» hasta el marisco que traen desde Huelva
«Las cojo una a una y las depilo todas, les voy quitando la pluma que tienen dentro, porque luego es muy incómodo comérselas y quitarles ese hilillo que parece como de plástico» afirma Juan Manuel Marquez Morón, 53 años, nacido en Umbrete y gerente de Casa Batato. Su lema, su frase de guerra es «Vamo al lío» y la verdad es que su lio vale una visita.
El sitio no llama la atención por fuera. No hay ni inscripción en la puerta que diga que estamos en un bar, pero no hace falta porque todo el mundo los conoce en Umbrete. La familia hasta tiene calle propia el callejón de «La Batata». Juan Manuel señala que ellos son «Los Batata». No sabe de donde viene el apodo, pero cuando pusieron su restaurante les gustó más lo de «Batato» y ahí quedó.
Se dedicaba al campo. Un día le dijeron que con lo del «mosto», todo un emblema de Umbrete, se ganaba dinero, así que se lo comentó a María José Silva su mujer y decidieron aprovechar un local que ya había explotado su hermano como bar de copas para probar suerte. Abrieron para la fiesta del mosto, cuando empieza el frio y se abren las ganas de guisos de mojar pan. La idea era probar suerte, pero la cosa fue tan bien que decidieron seguir, en principio abriendo los fines de semana.
Juan Manuel ponía su «buen ojo» y su capacidad «para escuchar a los clientes. Ellos son los que te dicen por donde hay que ir. Tú lo único que tienes que hacer es saber oirlos» y María José su exquisita mano para la cocina. A lo que ya sabía ella se le unió lo que le enseñó Antonia Morón, la madre de Juan Manuel, que le dió la fórmula magistral de las especias del menudo.
El sitio comenzó tan sólo con una pequeña habitación con barra y alguna mesa. Ponían mosto, chacinas y los guisos de María José. Pero una de las claves de este restaurante de Umbrete esá en saber crecer.
Decoraron el local con fotos del Rocío y también aperos para mulos, las dos pasiones de Juan Manuel…además de comer. Paredes color albero y unos vistosos manteles de hule especialmente hechos para ellos. El sitio es de esos que te abraza al entrar, tiene encanto y cuando llegan a la mesa los impresionantes bollos de pan de la panadería de Salvador El Puchero de Umbrete tú ya sabes que allí no va a ocurrir nada malo.
No es raro que en la casa cuiden el pan porque uno de sus «campos» más conocidos son los guisos de cuchara. El cocido lo hacen con alubias blancas (chícharos) y garbanzos y si hay «cardillos», pues esta es la parte «vegetal» del guiso, que se acompaña con una pringá en todo su esplendor. El menudo lo hacen con ternera y es otra de las estrellas de la cocina de María José Silva. 53 años, natural de Villanueva. No le gusta que le hagan fotos y se sorprende cuando le decimos que los huevos fritos con papa y tomate están para comerse siete kilos, sobre todo por las patatas fritas que llevan a ruedas, una delicia.
Hacen también rabo de toro y en temporada caracoles y cabrillas. Pero al Batato no sólo se va a comer de cuchara. Juan Manuel va 3 días por semana hasta Huelva, al mercado del Carmen de donde se trae coquinas, que guisan con un poquito de manzanilla, almejas, gambas y carabineros.
Cuidan la materia prima. El pescado también es fresco y traen productos según temporada. Ahora tienen unas caballas que abren por la mitad, la pasan por la plancha y luego la ponen encima del famoso tomate frito de la casa. También experimentan a poner unas gambas de cristal fritas, un producto ahora de moda en los restaurantes, con una cama debajo de la famosa fritá tomatera.
Hacen también mollejas de cordero, que la traen de la carnicería de Antonio Almansa de Sevilla y alcachofas. En temporada no faltan tampoco los espárragos, que hacen «esparragaos» o las habas que ponen simplemente salteadas con puntillitas de Isla Cristina. Las anchoas de la casa «depiladas y rubias» como dice Juan Manuel, porque no llevan espinas, son otro de los atractivos al igual que las sardinas asadas que ponen sobre pan de pueblo.
Los arroces, de tipo caldoso, son otra marca de la casa. El más conocido es el que hacen con perdiz, aunque también lo tienen con carabineros, con gambas rojas, o con almejas y langostinos. Se pueden pedir tan sólo para una persona.
Pero otra de las claves de Casa Batato ha sido evolucionar, ofrecer nuevas cosas sin caer en las estridencias. Intentan tener buen pescado y buen marisco y en el año 2016, en diciembre, decidieron dar el salto a Sevilla y allí abrieron otro establecimiento bajo la misma enseña, la del Batato de Umbrete.
El sitio es más pequeño que «la casa madre». Tiene capacidad para unas 70 personas, entre la barra y el salón que preside una impresionante foto alusiva al Rocío. Están en la calle Diego Angulo Iñiguez, en La Buhaira y la carta es muy similar a la que ofrecen en Umbrete. De hecho los guisos se siguen haciendo en el establecimiento umbreteño y se llevan hasta el local de Sevilla.
Juan Manuel señala que el futuro «lo marcará el cliente. Ellos son los que hablan, los que te dicen por donde hay que ir, cual es el lio y seguiremos escuchándolos».
Horarios, localización, teléfono y más datos de Casa Batato, aquí.