El bar de Arahal ofrece para desayunar originales «untables» como esta pringá que elaboran ellos mismos. Se pueden comer con los molletes de la panadería La Venta

 

El Bar La Última Peseta es uno de esos sitios perfectos para desayunar situados al lado de la una plaza de abastos, en este caso la de La Venta de Arahal, muy pequeña pero con una estructura muy bonita.

La Última Peseta está en la acera de enfrente y tiene el encanto de los bares de la segunda mitad del siglo XX. Barra larga, con bulla para los desayunos, sonido de cafetera en riguroso directo, saludos a los de todas las mañanas y apertura desde las cinco, para que nadie se quede sin el privilegio de empezar el día en condiciones.

Pero estas no son las únicas singularidades de La Última Peseta. Lo primero que hay que comentar es que para el pan del desayuno tienen un pan cuidado, el que traen de la famosa panadería La Venta de Arahal, cuyo despacho está situado muy cerca, en la avenida del Verdeo. Tienen bollos, vienas, unas chapatas y sobre todo un espectacular y de generoso tamaño mollete aromatizado con unos granos de ajonjoli.

Para ponerle por dentro a este género panaero en La Última Peseta, José Manuel Lastra, que regenta el establecimiento junto a su hermano Francisco, prepara unos patés muy singulares. El primero de ellos es el de pringá. Hacen un guiso con morcilla, chorizo, tocino y manteca colorá y cuando está «en lo mejor del querer» con todo tierno lo pasan por la batidora dejándolo como si fuera «foigrá». Sin embargo el sabor es bastante suave. Lo mismo hacen con la carne mechá que preparan ellos mismos y que luego también pasan por la batidora para convertirla en paté.

José Manuel resalta que también las ponen con lomo en manteca y no falta la posibilidad de usar aceite de oliva virgen extra de la localidad. En temporada, en noviembre, aproximadamente, acompañan el desayuno con unas aceitunas prietas, un producto típico de Arahal.

El establecimiento lo fundó el padre de José Manuel, Manuel Lastra en 1962. Le puso lo de la última peseta porque porque el sitio estaba entonces al final de la población allí irían los clientes a tomarse la última copa de licor, que entonces costaba una peseta.

José Manuel Lastra, uno de los hijos del fundador del bar, junto a un empleado del establecimiento. Foto: Cosasdecome

José Manuel Lastra, uno de los hijos del fundador del bar, junto a un empleado del establecimiento. Foto: Cosasdecome

El sitio tiene una amplia barra, donde está también el comedor y luego un salón superior para celebraciones y terraza. Además de los desayunos se puede tapear al mediodía y por la noche. Entre las tapas con más seguidores las tortitas de camarones, la carrillada, las manitas de cerdo, las croquetas o la sangre frita, una tapa típica de Arahal y que consiste en servir una loncha de este producto típico de la casquería andaluza sobre una rodaja de pan y unicamente aliñada con un poco de sal.

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