Las hermanas García Rodríguez elaboran en esta población del Aljarafe una soberbia versión de las patatas fritas. Las elaboran en la churrería que inauguraron sus padres en 1982 y han establecido un sistema de pedidos que les permite enviarlas ahora a toda España
Su pequeña fábrica de patatas fritas de las de feria, esas redondas, finas y crujientes que los «finos» llaman chips, todavía está situada en una habitación que hay junto al despacho de churros y pollos asados que pusieron en marcha sus padres.
La historia de estas hermanas, Encarni de 44 años y Pepa, de 42 está llena de detalles de esos enternecedores, de esos que los mismos finos de antes llamarían una historia de superación. Ahora acaban de comprar una nueva máquina que les permite, por lo menos tener que hacer menos esfuerzo físico para freir sus patatas fritas, pero el proceso sigue siendo muy artesanal. Ellas se ocupan de todo, desde la fritura al empaquetado y la distribución que realizan hasta Sevilla en su furgoneta.
El paquete de las patatas «Hijas de Cástulo» no tiene desperdicio. Es blanco y una ventana transparente, con el contorno de la Virgen del Perpetuo Socorro, permite ver el producto. Esta misma imagen, en verde, preside el paquete, como si estuviera bendiciendo lo que lleva dentro que, por cierto, merece una bendición. La cosa lleva papas de las agrias, que son las buenas para freir, las que se quedan con ese color clarito, sal y aceite de girasol, que es con el que elaboran su producto…y se acabó. Además de los ingredientes y la imagen de la Virgen en verde, en el paquete un lema comercial ideado por las García Rodríguez: «Manténgase al alcance de los niños».
Aunque su negocio principal es el de las patatas fritas envasadas, las hermanas son también churreras los domingos y elaboran calentitos de rueda y de papa que venden en su despacho de la calle Virgen del Socorro, de ahí su vinculación con esta imagen. Al mediodía, también los domingos, hacen pollos asados que acompañan de otras patatas fritas, estas de bastón, muy apreciadas por sus clientes y que elaboran también ellas mismas. Lo de la pandemia ha influido en el negocio y han dejado los pollos tan sólo para el fin de semana ya que el resto de los días no es rentable.
Las patatas de estas hermanas son de las crujientes. Su característica más definitoria es que son un pelín más gruesas de lo normal lo que las hace más carnosas, pero a la vez, también extremadamente crujientes. Recuerdan mucho a las famosas patatas «Perdi» de Aracena (Huelva), famosas en toda España.
La historia empieza en 1982 por entonces Cástulo García Fraile, agricultor y Encarna Rodriguez Dominguez, que ya antes se había dedicado también a la pastelería, ponen en marcha este pequeño negocio en Olivares. De ahí lo del nombre de Hijas de Cástulo. Recuerdan el día a la perfección. Fue un 8 de diciembre. Primero hacían churros y patatas y ya luego vino lo de los pollos.
Encarni se metió en el negocio muy joven, con tan sólo 10 años, ya ayudaba a sus padres. Pepa se incorporaría más tarde, a los 22, pero las dos han ido perfeccionando todo «sin perder nuestra personalidad. No podemos aumentar la producción porque de lo contrario nuestras patatas perderían sus características». Pepa es la que se ocupa de la fritura, mientras que Encarni es la que se encarga de la distribución: «Llegamos hasta algunas tiendas de Sevilla con nuestra propia furgoneta». Han ido variando el envasado hasta obtener unos paquetes que mantengan las patatas a la perfección durante dos meses. Señalan que las claves de su producto «está en primer lugar en elegir una buena materia prima. Siempre utilizamos patata agria que es la mejor para freir. Las traemos desde distintos puntos, depende la época, pero procuramos que sean andaluzas. La segunda clave está en que freimos todos los días y la tercera y fundamental está en el reposo que se le da a la patata para enfriarlas antes del envasado».
Señalan que es muy complicado competir en el mundo de las patatas fritas de paquetes «donde los precios están por los suelos. Nosotras, de todos modos, no vamos a competir en este sentido. Lo nuestro es la calidad y eso es lo que procuramos conseguir que nuestras patatas estén muy buenas».
Ahora, ante la demanda y los problemas del Coronavirus, que impedía que los clientes vinieran a Olivares, han comenzado a vender sus patatas por toda España. Los pedidos se pueden realizar a través de WhatsApp, en el teléfono 603018700 y las envian a todo el país. Tienen paquetes de 250 gramos, 125 y 60 gramos. Además elaboran también algunos aperitivos como cortezas o unas patatas deshidratadas. Están también amparadas por la marca Sabores de la provincia de Sevilla».
Destacan que ahora el objetivo «como están las cosas es sobrevivir y mantener nuestra identidad. Cuando esto pase, ya veremos que es lo que nos planteamos».
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