La marca cuenta con siete establecimientos en Sevilla y Dos Hermanas, gracias al afán de emprender de sus socios. Han patentado las dos pizzas más sevillanas: serranito alioli y piripi
Masakali Pizza tiene solo cuatro años, pero tras la marca, que hoy cuenta con siete establecimientos en la provincia (y lo que está por venir), hay una historia de emprendimiento que firman Marta Navarro y José Manuel Gutiérrez.
Todo empezó con una hamburguesería y baguetería que abrieron en Castilleja de la Cuesta con el nombre de Express VIP. En una ocasión, oyeron hablar de una excepcional pizza italiana que se hacía en Zahara de los Atunes y, como buenos exploradores de las cosas del comer, ambos viajaron a la localidad gaditana para descubrir qué las hacía tan especiales. Al llegar, probaron una pizza que les decepcionó en un restaurante que no era el que les habían recomendado, pero caminando por la calle encontraron a un chico con varias cajas de pizza y preguntaron de dónde eran. Efectivamente, eran las famosas pizzas, y sí que eran extraordinarias.
Con esa idea en mente, se plantearon dedicarse al mundo de la pizza y le compraron la receta al pizzero italiano afincado en Zahara. Sin embargo, el resultado no era el mismo que el que una vez probaron. Aun así, siguieron apostando por las pizzas y, en 2012, abrieron su primera pizzería en Camas. Para este proyecto, crearon una identidad corporativa y comenzaron a pulir la gestión. A pesar de que los comienzos no fueron fáciles, dejaron la hamburguesería para poner todo su esfuerzo en este nuevo local. Marta y José Manuel trabajaban sin descanso: él en la cocina y ella de cara al público, además de encargarse de todo el papeleo.
Marta se “obsesionó” con las redes sociales y consiguió darle más visibilidad a Express VIP Pizza, multiplicando las ventas. Tanto fue así que también montó su propia empresa de gestión de redes sociales.
En 2017, alquilaron otro local en Pino Montano. Llegaron a la zona un martes, su día de descanso, que dedicaban a hacer estudios de mercado. Justo enfrente tenían un Telepizza, el que podía ser su competencia más directa. Pero se lanzaron, y la casualidad quiso que ese local fuera donde Marta compraba refrescos de pequeña. Con esta apertura, comenzaron a digitalizar la gestión de la empresa. Aunque al principio no fue bien acogido por los trabajadores, la digitalización se tradujo en una mayor eficiencia y control. Ese mismo año, José Manuel se formó en la Escuela Marquinetti en Tomelloso con Jesús Marquina, maestro pizzero que ha sido campeón en varias competiciones internacionales. Desde entonces utilizan masa madre en la elaboración de sus pizzas.
Y cuanto más crecían, más espacio necesitaban. Así llegaron a Bormujos, donde se hicieron con una nave de 500 metros cuadrados que hacía las veces de pizzería, centro de logística y oficina. Marta pasaba de echar tomate a una pizza a realizar tareas de marketing o administración en el mismo día.
En 2019, Express VIP Pizzas abrió en Mairena del Aljarafe. En 2020, justo antes del confinamiento por la pandemia de Covid-19, tenían prevista la apertura del local de Cristo de Burgos en Sevilla. Lejos de ser un inconveniente, aunque al principio sí lo fue, la situación sanitaria y las restricciones en la hostelería les llevaron a replantearse toda la marca. Cambiar el tamaño de las pizzas les permitiría adaptarse al reparto a domicilio, pero corrían el riesgo de confundir a los clientes. La solución: crear una marca nueva.
Así nació Masakali, una palabra hindú que, además de significar “aspirar a volar alto a través de la paz y la liberación”, une los conceptos de “masa” y “calidad”. De nuevo, vieron oportunidades en la adversidad y se replantearon todo lo que habían hecho hasta el momento. Además de cambiar el nombre, renovaron toda la identidad corporativa: incorporaron colores naturales como el verde oliva, diseñaron un logo más sencillo de serigrafiar y optaron por envases sostenibles.
Empezaron un sistema de franquicias, abriendo la primera en El Porvenir, seguida de Los Bermejales en febrero de 2023, Sevilla Este en marzo del mismo año, Dos Hermanas en agosto, Montequinto en septiembre y, en enero de 2024, un punto de venta en La Encarnación.
Las próximas apuestas serán un local en el Aeropuerto de Sevilla, junto a la marca de jamón Enrique Tomás, y otro en el centro de Jerez. Este último será su primera salida fuera de la provincia.
En total, cuentan con 146 trabajadores y siete establecimientos en funcionamiento, todo logrado en tan solo cuatro años desde la creación de Masakali. A pesar del éxito, Marta no deja de aprender y formarse. Actualmente estudia en la San Telmo Business School: “Con intuición, pero sin conocimiento, acabas estrellándote”, explica.
La otra protagonista de esta historia es la pizza. Elaboran en Bormujos sus pizzas clásicas romanas con maduración napolitana, utilizando harinas que llegan en barco a Cádiz desde Nápoles. Trabajan la masa a mano, la dejan madurar 72 horas y las preparan con ingredientes naturales y frescos. También elaboran sus propios postres, que envasan en tarros de cristal, manteniendo su compromiso con la sostenibilidad. Todo esto se puede encontrar en sus puntos de venta, donde venden pizzas en dos tamaños, medianas y XXL, estas últimas más grandes que las que se suelen encontrar en otros establecimientos. Además, en el local se pueden pedir las pizzas por porciones y probar diferentes variedades.
Barbacoa, Mediterránea, Vegetal, Pepperoni… son algunas de las propuestas de su carta. Fusionando la gastronomía sevillana, idearon la Serranito Alioli: pollo, pimiento verde, jamón serrano y alioli elaborado por ellos mismos. Más tarde llegó la Piripi, con magreta adobada al ajillo, bacon y, de nuevo, alioli. Los nombres de estas dos pizzas están registrados en la Oficina Española de Patentes y Marcas, ya que se han popularizado por toda la ciudad con gran éxito.
Otra iniciativa muy popular de Masakali es llevar sus pizzas a cualquier evento. Montan una demostración en directo de la elaboración de sus pizzas y un puesto donde los invitados pueden servirse las porciones que deseen, convirtiéndose en el sueño de muchos.
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