Avalado por su amplia trayectoria, que incluye más de cinco años como jefe de cocina de La Azotea, el chef José María Hernández Romero abre junto a su socio David Ruiz nuevo establecimiento en la calle Relator.
De estilo industrial, luminoso y con amplios ventanales que invitan más al sosiego que al frenesí, Vida Loca ha abierto sus puertas en la céntrica calle Relator de Sevilla. Capitaneada por el chef José María Hernández Romero, quien fuera durante más de cinco años jefe de cocina del restaurante La Azotea, y el empresario David Ruiz, este nuevo establecimiento se presenta como un espacio abierto y moderno centrado en una cocina de producto, de calidad y sin grandes artificios.
“Vamos a ofrecer cosas bien hechas y con aire andaluz. Nada de soja ni experimentos raros. Y todo a buen precio. No queremos que el cliente tenga miedo a la cuenta”, aclara José María Hernández.
El chef presenta nuevo negocio con una ilusión y humildad que abruman. Y eso que Hernández tiene credenciales para presumir de lo lindo. Formado en la segunda promoción de la famosa Taberna del Alabardero, además de para La Azotea, el jefe de cocina de Vida Loca ha trabajado en la Hacienda Benazuza perteneciente al Grupo El Bulli, el restaurante El Faro del Puerto de Santa María y el sevillano grupo San Eloy, entre otros. “Me apetecía volver ser mi propio jefe. Además, me he dado cuenta de una cosa. Después de tantos años manejando un sifón para cocina creativa prefiero un buen filete empanado”.
Por ello, Hernández presenta una carta de productos tradicionales a los que otorga su sello particular y que incluye chacinas, ibéricos, tostas, pescados, carnes y fritos concebidos como platos para compartir. “Se trata de opciones muy diferentes para que los clientes puedan venir un par de veces por semana y no repetir”. La carta de vinos, que da cabida a un amplio surtido de blancos, tintos, generosos, rosados y espumosos, ha corrido a cargo de Zara Carrera, jefa de ventas de Federico Flores y esposa de José María.
Para degustarlos en un entorno atractivo, David Ruiz se ha encargado de otorgar un diseño vintage aunque muy real al local, al restaurar o crear él mismo de manera artesanal cada una de las piezas y elementos decorativos que componen Vida Loca. “Sillas, mesas, teléfono, tirador de cerveza, interruptores de la luz… Todo”, puntualiza José.
Elementos que casan a la perfección con el o que impregna al restaurante. Y no solo en cuanto a decoración se refiere. A partir de su primer mes de existencia, Vida Loca pretende mantener su cocina en funcionamiento durante todo el día. “Daremos desayunos, almuerzos, cafés y cenas. No seremos un sitio cuadriculado que se rija por unos horarios estrictos”.
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