Tres emprendedores sevillanos revolucionan la heladería tradicional con un nuevo concepto que combina el clásico helado de leche con el soporte, palito incluido, de un polo de hielo.

 

No es un helado clásico al uso. Tampoco responde al popularmente conocido como polo «de hielo o nieve», enemigo acérrimo de las gargantas infantiles en la década de los setenta y ochenta. Se trata de un nuevo y congelado concepto que pretende revolucionar la heladería tradicional en Sevilla. Su nombre: palique, una creación helada de los emprendedores sevillanos Daniel Salas, Gabriela Atala y Álvaro Benjumea. «Es una combinación de los helados de bola de influencia italiana y el soporte de los de hielo, con su palo incorporado. De ahí su nombre», explica Álvaro Benjumea.

Abogados de profesión, Daniel, Gabriela y Álvaro quedaron cautivados en uno de sus viajes a Estados Unidos y Centroamérica por las paletas mexicanas, helados naturales de frutas de apariencia muy similar a lo que posteriormente se convertirían en sus paliques. «Vimos que la fórmula tenía mucha aceptación en otros países del mundo, así que decidimos innovar e introducirla en España», revela Benjumea.

Palique de mango, uno de los más demandados. Foto cedida por el establecimiento.

Palique de mango, uno de los más demandados. Foto cedida por el establecimiento.

 

Entusiasmados con la idea, los tres jóvenes letrados pusieron en marcha en 2018 una pequeña fábrica en Bollullos de la Mitación para elaborar los primeros paliques. Bajo la premisa de la utilización de productos cien por cien naturales en su fabricación, fueron perfilando la fórmula para la preparación de este particular helado hasta inaugurar en abril de 2019 la primera heladería Palique de Sevilla, ubicada junto a la plaza del Pan.

En ella, es posible degustar estos singulares polos en tres variantes diferentes: frutales, cremosos o rellenos. Los primeros incluyen sabores como limón, coco o mango, este último uno de los más demandados entre los clientes. «Hablamos de fruta fresca que llega diariamente a nuestra fábrica, que lavamos y preparamos para hacer estos helados naturales en la misma mañana. Ahí está la clave de su sabor».

Los cremosos recuerdan más a los helados de bola por su textura y sabor. En esta gama son, según explica Álvaro Benjumea, los que emulan a famosas marcas de chocolates o chocolatinas los que causan mayor expectación. El palique de oreo, el de tarta de queso y el de turrón se encuentran en este apartado. «La verdad es que están todos riquísimos. Es difícil decantarse solo por uno», apostilla Álvaro Benjumea.

Los de oreo, tarta de queso o turrón se encuadran en los paliques de crema. Foto cedida por el establecimiento.

Los de oreo, tarta de queso o turrón se encuadran en los paliques de crema. Foto cedida por el establecimiento.

Aunque parece que sí que existe un palique, según desvelan sus creadores, que se ha coronado desde un principio en el podium de los más deseados. Forma parte de los helados rellenos y se trata del palique de fresa con leche condensada. En palabras de sus Benjumea y sus socios «probarlo supone una experiencia en boca totalmente distinta a lo que estamos acostumbrados en España».

Las variantes rellenas, las más sorprendentes. Foto cedida por el establecimiento.

Al margen de su heladería de la calle Alcaicería de La Loza, donde también sirven cafés y gofres al estilo palique, estos emprendedores sevillanos también están expandiendo su nuevo concepto helado en cáterings, eventos e incluso comunidades educativas. Algunos colegios se han interesado en utilizar los paliques como recurso para promover el consumo de fruta y comida saludable entre los más pequeños. Además, los letrados de Palique ya planean, ilusionados y precavidos, su próxima expansión por la ciudad y más allá de sus fronteras. «Nos gustaría abrir nuevas heladerías en distintos barrios de Sevilla y, con el tiempo, en zonas costeras de Huelva, Cádiz y Málaga para seguir con el resto de Andalucía. Pero no tenemos prisa. Cogeremos el camino seguro. No queremos antajos», concluye Benjumea.

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