Fundado por Salvador Casanova en 1969, el famoso establecimiento de la zona del Cerro del Águila en Sevilla cumple 50 años de vida y elaboraciones de cocina casera.
Para ir abriendo boca en el bar las Palmeras de Sevilla, popularmente conocido como Las Palmeritas, hay que pedir un plato de jamón ibérico y otro de gambas a la plancha. Sí o sí. Es una ley no escrita e inexpugnable que rige los designios de este popular establecimiento del cerro del Águila desde su nacimiento en 1969.
En ese año Salvador Casanova abrió un pequeño bar en una zona casi deshabitada a las fueras de la capital en la que, por aquel entonces, tan solo se divisaban dos pisos en construcción y alguna que otra palmera. Cincuenta años, varios bloques de edificios y un buen número de raciones de jamón y gambas después, el establecimiento celebra su medio siglo de vida manteniendo intacto el gusto por la cocina casera y los estándares de calidad de sus inicios. “Eso fue lo que nos hizo conocidos. Mi padre tenía una carta pequeña pero todo estaba muy rico. Además del jamón y las gambas también despachaba queso, lomito, pincho de cerdo y pez espada. Mantenemos todos esos platos”, revela Ángeles Casanova, actual propietaria del bar Las Palmeras junto a su esposo Esteban Valera.
Con la llegada de la segunda generación de la familia Casanova hace veintinueve años, el establecimiento comenzó a ampliarse, al igual que su carta. Ángeles y Esteban, con raíces en la sierra de Huelva, completaron con numerosas carnes y chacinas ibéricas la oferta gastronómica del bar. “Y siempre cocinado como he visto que se hacía en mi casa. Al estilo de mi madre y de mi abuela”, puntualiza Ángeles Casanova quien otorga primacía absoluta al cuidado y entrega que se dispensa entre fogones. “En Las Palmeras todo es de elaboración casera, desde el aliñado de los pinchitos a las croquetas o a la salsa churrasco”.
Aunque a día de hoy los platos de jamón ibérico y de gambas a la plancha, que, como puntualiza Casanova “ en realidad son langostinos pero nuestros clientes le cambiaron el nombre y se ha quedado así”, continúan yendo y viniendo (vacíos) de las barras y mesas de Las Palmeras, los propietarios del establecimiento no se contentan con ello. Poseedores de una finca donde cultivan carne en ecológico, Ángeles y Esteban ofertan también caldereta de chivo ecológico de cabra blanca serrana. “Con ello, hemos atraído a jóvenes o a personas preocupadas por la comida sana que se unen a nuestros clientes de toda la vida”, concluye Ángeles, feliz. La hija de Salvador Casanova siente a su bar como si de un hijo suyo se tratara. Así se lo he enseñó su padre. Y así asume la conmemoración de estos cincuenta años de existencia “con la alegría de hacerlo respaldados por nuestra clientela que sigue viniendo de todos los puntos de Sevilla, incluso de Dos Hermanas, Arahal y Utrera”